Unos investigadores del Instituto Max Planck para las Ciencias Cognitivas y Cerebrales Humanas en Leipzig, Alemania, estudiaron a músicos de Jazz con el propósito de descubrir qué áreas cerebrales son especialmente sensibles a las características del comportamiento improvisado, al menos en cuanto a música.
Peter Keller y Annerose Engel del instituto antes mencionado, investigaron la actividad cerebral de esos músicos de Jazz mientras estos escuchaban pequeños fragmentos de melodías improvisadas o versiones ensayadas de las mismas melodías.
Los oyentes juzgaban si cada melodía escuchada era improvisada o no.
Keller y Engel comprobaron que la amígdala, parte del sistema límbico, estaba más activa mientras los músicos escuchaban improvisaciones reales.
Por tanto, la amígdala parece estar implicada en la detección del comportamiento espontáneo, lo que concuerda con estudios que muestran la intervención de esta estructura cuando los estímulos son difíciles de predecir, o son novedosos o ambiguos en su significado.
Activación incrementada en tres zonas del cerebro al escuchar melodías juzgadas como improvisadas. (Foto: © MPI for Human Cognitive and Brain Sciences)
En los experimentos también se comprobó que si una melodía era juzgada como improvisada, independientemente de que en realidad lo fuera, se generaba una mayor actividad en una red formada entre otras regiones, por el opérculo frontal y la ínsula anterior.
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