El estudio de dos húmeros de la especie Homo antecessor hallados en los últimos años en el nivel TD6 del yacimiento de la cueva de la Gran Dolina, uno de un niño de unos cinco años y otro de un adulto, ha servido al equipo científico coordinado por José María Bermúdez de Castro, director del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh) de Burgos, España, y co-director de las excavaciones de Atapuerca, a apoyar la teoría de que el Homo antecessor puede ser un antepasado común de los homínidos hallados en la Sima de los Huesos, los neandertales y de los humanos modernos, como el grupo ya propuso en 1997.
Así lo ha manifestado el investigador en el último número del Periódico de Atapuerca, en el que da a conocer las conclusiones de este trabajo publicado recientemente en la revista American Journal of Physical Anthropology. Bermúdez de Castro recuerda que el nivel TD6 de la Gran Dolina ha ofrecido “numerosos tesoros científicos” de la especie Homo antecessor en los últimos años, “un aperitivo de lo que espera cuando este nivel se excave en toda su extensión”.
Entre los restos más significativos destacan los dos húmeros estudiados, uno de ellos infantil (ATD6-121) y el otro perteneciente a un adulto muy joven (ATD6- 148), que ha sido bautizado como “Rafa” en honor al tenista Rafa Nadal. “Es un húmero muy robusto y presenta inserciones musculares muy desarrolladas. Sin duda, el brazo de este joven adulto fue tan potente como el de Rafa Nadal, de ahí el nombre con el que hemos querido bautizar el fósil y que también quiere ser un guiño a los enormes éxitos del deporte español”, detalla.
Aunque el equipo científico no puede establecer si este húmero corresponde a un hombre o a una mujer, dado que sus dimensiones “no son concluyentes”, sí ha determinado que muestra, al igual que el del niño, “signos inequívocos del proceso de canibalismo que tuvo lugar en la cueva hace 900.000 años”. La investigación constata que el húmero del adulto, correspondiente a un brazo izquierdo, fue quebrado con un golpe para obtener la médula, lo que le produjo una típica rotura en espiral de un hueso fresco. “El impacto y un trocito de hueso que quedó adherido a la diáfisis aún se aprecian a simple vista”, asegura el investigador, quien añade que las marcas de corte para extraer las masas musculares “son numerosas y espectaculares”. Además, los dos cóndilos de la epífisis distal, donde se insertan numerosos músculos que permiten flexionar el brazo y los dedos, fueron destrozados a golpes para separar esas masas musculares.
A pesar de los daños el equipo científico ha podido analizar varios de los caracteres anatómicos de la pieza, lo que ha permitido seguir explorando la posición filogenética de Homo antecessor. “El húmero RAFA pasará a la historia de la evolución humana con todos los honores. El estudio de los rasgos anatómicos de la epífisis distal de los húmeros es sorprendente y nos dice que la especie Homo antecessor está sin duda relacionada con los homínidos de la Sima de los Huesos de Atapuerca y con los neandertales. Estos caracteres anatómicos se suman a otros rasgos encontrados en los dientes y en el cráneo, que también aparecen en los neandertales”, explica Bermúdez de Castro.
Con todo ello, los investigadores plantean que el Homo antecessor tuvo una relación “directa” con los neandertales, como ya propusieron en 1997. “Volveríamos así a considerar que la especie de la Gran Dolina es el ancestro común de los neandertales y de los humanos modernos, una hipótesis que fue rechazada frontalmente por nuestros colegas. Sin embargo, existen explicaciones alternativas”, subraya el director del Cenieh.
Con todo ello, los investigadores plantean que el Homo antecessor tuvo una relación “directa” con los neandertales, como ya propusieron en 1997. “Volveríamos así a considerar que la especie de la Gran Dolina es el ancestro común de los neandertales y de los humanos modernos, una hipótesis que fue rechazada frontalmente por nuestros colegas. Sin embargo, existen explicaciones alternativas”, subraya el director del Cenieh.
Así, los supuestos rasgos neandertales de Homo antecessor podrían, a su juicio, ser “caracteres anatómicos que aparecieron hace tal vez un millón de años en un homínido desconocido, muy posiblemente de origen euroasiático”. “El homínido misterioso legó estos caracteres a sus descendientes. Homo antecessor, Homo heidelbergensis, Homo neanderthalensis y quizá otras especies todavía por descubrir, serían “hijas" de este padre común, nacidas en momentos diferentes de la historia de la evolución humana”. De este modo, “todas ellas serían especies hermanas, ligadas por un parentesco común, que nos tocará averiguar en el futuro. El nivel TD6 de Gran Dolina tiene muchas respuestas, tan sólo queda esperar el feliz momento de volver a excavar en este fascinante lugar de la Sierra de Atapuerca”, concluye. (Fuente: CGP/DICYT)
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