Yudhijit Bhattacharjee
Columnista de NY Times | 18-03-2012 | 22:55
Nueva York— Hablar dos idiomas en lugar de uno tiene obvios beneficios
prácticos en un mundo cada vez más globalizado.
Sin embargo, en los últimos años, científicos han empezado a demostrar
que las ventajas de ser bilingüe son mucho más importantes que el
poder conversar con un rango más amplio de personas.
Resulta que ser bilingüe hace que una persona sea más inteligente.
Esto puede tener un efecto profundo en su cerebro, mejora las
destrezas cognitivas no relacionadas con el lenguaje y hasta lo
protegen contra la demencia en la ancianidad.
Este punto de vista sobre lo bilingüe es marcadamente diferente de lo
que se entendía respecto a esta destreza en la mayor parte del siglo
20.
Investigadores, educadores y los encargados de establecer políticas
han considerado desde hace mucho que un segundo idioma puede provocar
una interferencia, hablando cognitivamente, lo cual dificulta el
desarrollo académico e intelectual de un niño.
Todos ellos no estaban equivocados respecto a la interferencia: existe
una amplia evidencia que en el cerebro de una persona bilingüe los dos
sistemas del lenguaje están activos aún cuando esté utilizando sólo
uno de ellos, por lo tanto genera situaciones en las que un sistema
obstruye al otro.
Sin embargo, en esa interferencia, investigadores están encontrando
que no es un impedimento sino una gran ventaja disfrazada.
Esto fuerza al cerebro a resolver el conflicto interno, ejercitando la
mente y fortaleciendo sus músculos cognitivos.
Por ejemplo, las personas bilingües al parecer tienen más habilidad
que los monolingües para resolver cierto tipo de acertijos mentales.
En el 2004, los psicólogos Ellen Bialystock y Michelle Martin-Rhee
realizaron un estudio con niños en edad pre-escolar bilingües y
monolingües y les pidieron que clasificaran unos círculos azules y
cuadros rojos que aparecían en la pantalla de una computadora y los
colocaran en dos contenedores digitales --- uno de ellos marcado con
un cuadro azul y el otro marcado con un círculo rojo.
En el primer ejercicio, los niños tenían que clasificar las figuras
por el color, colocando los círculos azules en el contenedor marcado
con un cuadro azul y los cuadros rojos en el contenedor marcado con un
círculo rojo.
Ambos grupos lo hicieron con una facilidad comparable.
Enseguida, se les pidió que clasificaran las figuras de acuerdo a su
forma, lo cual era más desafiante debido a que requería que colocaran
las imágenes en un cesto marcado con un color conflictivo.
Los bilingües fueron más rápidos para llevar a cabo esta tarea.
La evidencia recolectada de una serie de este tipo de estudios sugiere
que la experiencia bilingüe mejora la llamada función ejecutiva del
cerebro --- un sistema de comandos que dirige el proceso de atención
que utilizamos para planear, resolver problemas y realizar varias
tareas que son demandantes mentalmente.
Estos procesos incluyen ignorar las distracciones para permanecer
enfocados, cambiar la atención a voluntad de una cosa a otra y retener
la información en la mente --- como recordar una secuencia de
direcciones mientras se maneja un auto.
¿Por qué razón la lucha entre dos sistemas de lenguaje activos y
simultáneos mejora esos aspectos cognitivos?
Hasta hace poco, investigadores pensaban que la ventaja de ser
bilingüe se derivaba primordialmente de una habilidad para la
inhibición que era perfeccionada por el ejercicio de suprimir un
sistema de lenguaje: esta supresión, se pensaba, podría ayudar a
entrenar la mente bilingüe y lograr que ignorara las distracciones en
otros contextos.
Sin embargo, esa explicación parecía ser cada vez más inadecuada
debido a que estudios han mostrado que los bilingües actúan mejor que
los monolingües aún en tareas que no requieren de la inhibición, tales
como hilar grupos de números en orden ascendente que se encuentran
dispersos al azahar en una página.
La diferencia clave entre los bilingües y monolingües podría ser más
fundamental: que tienen una mejor habilidad para monitorear el medio
ambiente.
“Los bilingües tienen que cambiar de idioma muy seguido --- uno puede
hablarle a su padre en un idioma y a su madre en otro”, comentó Albert
Costa, investigador de la Universidad de Pompeu Fabra en España.
“Esto requiere seguirle el rastro a los cambios que surgen alrededor
de uno de la misma manera que los monitoreamos cuando manejamos”.
En un estudio en el que se comparó a personas bilingües alemanes e
italianos con monolingües italianos en tareas de monitoreo, Costa y
sus colegas encontraron que los individuos bilingües no sólo tenían un
mejor desempeño sino que también lo lograban con menor esfuerzo en
partes del cerebro involucrados en el monitoreo, indicando que eran
más eficientes.
La experiencia bilingüe parece influenciar el cerebro desde la
infancia hasta la edad adulta y existe una razón para creer que eso
podría aplicarse a aquellos que aprenden un segundo idioma en una
etapa avanzada de su vida.
En un estudio que efectuó en el 2009 Agnes Kovacs de la Universidad
Internacional de Estudios Avanzados en Trieste, Italia, bebés de 7
meses de edad que fueron expuestos a dos idiomas desde su nacimiento
fueron comparados con otros bebés que sólo tuvieron acceso a un solo
idioma.
En una serie de pruebas iniciales, a los pequeños les presentaron un
audio y luego les mostraron una marioneta en un lado de la pantalla.
Los dos grupos de infantes aprendieron a mirar hacia ese lado de la
pantalla antes de que apareciera la marioneta.
Sin embargo, en una serie de pruebas posteriores, cuando la marioneta
empezó a aparecer en el lado opuesto de la pantalla, los bebés
expuestos a un ambiente bilingüe de inmediato aprendieron a cambiar su
mirada con anticipación a la nueva dirección mientras que los otros
bebés no lo hicieron.
Los efectos de lo bilingüe también se extienden a la edad adulta.
En un estudio reciente realizado con 44 adultos mayores bilingües en
español e inglés, los científicos encabezados por la neurosicóloga
Tamar Gollan de la Universidad de California en San Diego, encontró
que las personas con un alto grado de habilidad bilingüe --- medido a
través de una evaluación comparativa de destrezas en cada idioma ---
fueron más resistentes que otros en cuanto al inicio de la demencia y
otros síntomas de la enfermedad de Alzheimer : entre más alto el grado
de habilidad bilingüe, más tarde iniciaban los síntomas.
Nadie ha puesto en duda el poder que tiene un idioma.
Sin embargo, ¿quién se podría imaginar que las palabras que escuchamos
y las frases que hablamos podrían dejarnos una huella tan profunda.
Tomado de: http://www.diario.com.mx/
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