Wemmie y sus colaboradores están interesados en la idea de que el pH podría experimentar cambios en un cerebro funcional debido a que todo apunta a que hay receptores activados por un pH bajo que desempeñan papeles clave. La presencia de estos receptores indica que es posible que un pH bajo pueda participar en la señalización en un cerebro de funcionamiento normal.
Los estudios de Wemmie han mostrado que estas proteínas que perciben la acidez son necesarias para las respuestas normales de miedo y para el aprendizaje y la memoria en los ratones. Sin embargo, aunque se puede comprar con facilidad equipamiento para medir el pH del suelo del jardín, actualmente no hay una vía sencilla de medir los cambios del pH en el cerebro.
Vincent Magnotta (izquierda) y John Wemmie. (Foto: Susan McClellen, UI Health Care Marketing and Communications)
Hace algún tiempo, Wemmie inició una colaboración científica con Vincent Magnotta, profesor de radiología, psiquiatría, e ingeniería biomédica en la misma universidad. Basándose en la experiencia de Magnotta en el desarrollo de técnicas de escaneo cerebral basadas en resonancia magnética por imágenes (MRI), los investigadores desarrollaron y pusieron a prueba un nuevo método, no invasivo, para detectar y monitorizar cambios del pH en cerebros vivos.
De acuerdo con Wemmie, la nueva técnica de escaneo ofrece la mejor evidencia hasta el momento de que sí se producen cambios en el pH en un cerebro humano intacto con funcionamiento normal.
En la investigación también han trabajado Hye-Young Heo, Brian Dlouhy, Nader Dahdaleh, Robin Follmer, Daniel Thedens y Michael Welsh.
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