Nuestros ancestros que vivieron hace dos millones de años, tenían gustos muy diferentes a nosotros a la hora de comer. De acuerdo a una investigación del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzing, Alemania, los homínidos africanos comían alimentos más duros como árboles y arbustos.
El Australopithecus sediba, que vivió en el sur de África, comía alimentos más duros como corteza de árboles, arbustos y frutos, así lo publica el diario español ABC.es.
Los ancestros estudiados de África, incluido el Hombres cascanueces, llamado así por sus enormes mandíbulas y dientes, se alimentaba de pasto y juncos de zonas húmedas, asegura Paul Sandberg, de la Universidad de Colorado, quien también participó en la investigación.
Para llegar a este hallazgo los investigadores analizaron los dientes fosilizados del A. sediba, y mediante a un láser que libera carbono se identificaron rastros de plantas C3, que comprenden los árboles, arbustos y matorrales. Además de especies del tipo C4, como hierbas, nueces y almendras.
Según los investigadores, ya se había documentado que nuestros ancestros se alimentaban en alguna estación del año con arbustos, pero hasta ahora se descubrió que consumían también corteza y madera. Su dieta es similar a la de los chimpancés actuales de la sabana africana.
Un aspecto singular del proyecto fue el análisis de partículas microscópicas, fósiles de tejido de la planta conocida como fitolitos atrapados en el sarro, una forma endurecida de la placa dental, sostiene otra autora del estudio, Amanda Henry, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.
La forma en la que se determinó la dieta del A. Sediba, se logró gracias a la comparación de los restos de 81 homínidos previamente estudiados, ya que éste no se hallaron valores de carbono de plantas C4.
Tomado de Quo-México
El Australopithecus sediba, que vivió en el sur de África, comía alimentos más duros como corteza de árboles, arbustos y frutos, así lo publica el diario español ABC.es.
Los ancestros estudiados de África, incluido el Hombres cascanueces, llamado así por sus enormes mandíbulas y dientes, se alimentaba de pasto y juncos de zonas húmedas, asegura Paul Sandberg, de la Universidad de Colorado, quien también participó en la investigación.
Para llegar a este hallazgo los investigadores analizaron los dientes fosilizados del A. sediba, y mediante a un láser que libera carbono se identificaron rastros de plantas C3, que comprenden los árboles, arbustos y matorrales. Además de especies del tipo C4, como hierbas, nueces y almendras.
Según los investigadores, ya se había documentado que nuestros ancestros se alimentaban en alguna estación del año con arbustos, pero hasta ahora se descubrió que consumían también corteza y madera. Su dieta es similar a la de los chimpancés actuales de la sabana africana.
Un aspecto singular del proyecto fue el análisis de partículas microscópicas, fósiles de tejido de la planta conocida como fitolitos atrapados en el sarro, una forma endurecida de la placa dental, sostiene otra autora del estudio, Amanda Henry, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.
La forma en la que se determinó la dieta del A. Sediba, se logró gracias a la comparación de los restos de 81 homínidos previamente estudiados, ya que éste no se hallaron valores de carbono de plantas C4.
Es un hallazgo importante porque la dieta es uno de los aspectos fundamentales de un animal, que impulsa su comportamiento y nicho ecológico. A medida que los entornos cambian los animales generalmente se ven obligados a moverse o a adaptarse al nuevo entorno”, aseguró Sandberg.
Tomado de Quo-México
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