Una comunicación inadecuada entre la corteza prefrontal y el sistema límbico también incrementa las posibilidades de ser infiel”, asegura el psiquiatra Eduardo Calixto. Y es que, en un principio, quienes tienen esta disfunción son más impulsivos y no planifican sus actos. Así que tampoco atienden a las consecuencias de los mismos. Muy al contrario, el placer propiciado por la infidelidad refuerza este comportamiento.
Hormonas: Aquellos hombres que están más expuestos a testosterona en el útero materno son más infieles. Para saberlo, mira la longitud de su dedo anular. Cuanto mayor sea la diferencia entre este y el dedo medio, mayor habrá sido su exposición a esa hormona.
Personalidad: Según una encuesta realizada por investigadores de la Universidad de Guelph (Canadá): “Los hombres y mujeres que dudan de sus habilidades sexuales son amantes del riesgo o impulsivos y se excitan muy fácilmente; y tienen más posibilidades de involucrarse en relaciones clandestinas que otros”.
Genética: El gen receptor de la vasopresina, el alelo 334 que tienen dos de cada cinco hombres, incrementa la tendencia a la infidelidad en un 70%. Al menos eso asegura un estudio realizado por el Instituto Karolinska de Suecia. Algo que también ocurre en la naturaleza, pues, según una investigación del Instituto Max Planck, las hembras del diamante mandarín han heredado su tendencia a la promiscuidad de sus antepasados machos.
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