Francesco d’Errico / Lucinda Backwell
Los habitantes de Border Cave, en el sur de África, ya utilizaban artefactos para la caza y elementos de adorno presentes en el estilo de vida de los bosquimanos
Una
de las cuestiones fundamentales de la evolución humana es conocer
cuándo emergieron culturas similares a la nuestra, que podamos
considerar modernas. Hasta ahora, la mayoría de los arqueólogos creían
que esto había ocurrido hace unos 10.000 o como mucho 20.000 años en el
sur de África. Sin embargo, una nueva investigación realizada por un
equipo internacional de investigadores cree que el surgimiento de la cultura moderna se produjo mucho antes, hace 44.000 años, en
el mismo lugar. Nuestros predecesores allí establecidos ya utilizaban
muchos de los artefactos y elementos materiales como armas, adornos o
elementos simbólicos que caracterizan el estilo de vida de los
bosquimanos o hombres de San, pueblos africanos tradicionalmente cazadores-recolectores.
La
investigación realizada por un equipo de científicos de Sudáfrica,
Francia, Italia, Noruega, EE.UU. y Gran Bretaña, aparece en dos
artículos publicados en la prestigiosa revista Proceedings de la
Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. (PNAS).
Situado
en las estribaciones de las montañas de Lebombo en KwaZulu-Natal,
Sudáfrica, el yacimiento Border Cave ha conservado material orgánico de
una forma excepcional. Los autores del estudio dicen que sus resultados
han demostrado sin lugar a dudas que en torno a 44.000 años atrás la
gente de ese enclave ya empleaba, por ejemplo, palos para excavar similares a los tradicionalmente utilizan los San.
Cera de abeja
«Se adornaban con cuentas hechas con cáscaras de huevo de avestruz y conchas marinas, y huesos con muescas con propósitos de notación. Utilizaban punzones de hueso y puntas de flecha envenenadas», dice Lucinda Backwell, de la Universidad de Wits en Sudáfrica.
El
análisis químico de los residuos en un palo de madera decorado con
incisiones revela que, al igual que hacen los San, los utilizaban para
mantener y llevar un veneno que contiene ácido ricinoleico, que se
encuentra en las semillas del ricino. Es la primera evidencia jamás
descubierta del uso de este veneno.
Los científicos también han encontrado un trozo de cera de abeja, mezclado
con resina y huevo y envuelto en fibras vegetales elaboradas a partir
de la corteza interior de una planta leñosa. Este compuesto se utilizaba
para fijar las puntas de flecha y otras herramientas y es la evidencia más antigua conocida de la utilización de la cera de abejas. Además, los colmillos de jabalí se empleaban en punzones y puntas de lanza.
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