- Cooperar es intuitivo y automático, sin embargo, contar con tiempo para deliberar conduce al egoísmo.
- Los autores no han investigado si este tipo de cooperación humana es ‘innata’ al individuo.
- El aprendizaje y la cultura tienen un papel importante en el comportamiento de la generosidad humana.
Si alguien pensaba que el primer impulso que tienen las personas es de egoísmo, de pensar primero en uno mismo y luego en los demás, se equivoca, un estudio publicado en la revista Nature demuestra lo contrario.
Las universidades de Harvard y Yale (EE UU) han llevado a cabo varios experimentos para estudiar la reacción de la gente cuando se les presenta la opción de elegir entre su propio interés y el interés del grupo.
La respuesta la conocemos gracias al medio SINC, que explica en palabras del investigador de la Universidad de Harvard y autor principal del estudio, David Rand, que “Hemos demostrado a través de diez experimentos que el primer impulso de las personas es cooperar con los demás, mientras que pensar durante más tiempo conduce al egoísmo”. Es decir, cooperar es intuitivo y automático, sin embargo, contar con tiempo para deliberar conduce al egoísmo.
En las cinco primeras pruebas se averiguó el tiempo que invertía la gente en tomar sus decisiones. Los científicos vieron, según el medio SINC, que aquellos que actuaban más rápido tenían una respuesta cooperativa. “Esto sugiere que la cooperación es intuitiva y automática”, asegura Rand.
Otro de los experimentos consistió en obligar a un grupo de personas a tomar decisiones rápidamente, y a otras, a detenerse y pensar. “Encontramos lo mismo: obligar a la gente a reaccionar rápido incrementó la cooperación, mientras que obligarlos a pensar hizo crecer el egoísmo”, añade el experto.
La última prueba consistió en relacionar los resultados con el pensamiento intuitivo y el reflexivo. A diferencia de las pruebas anteriores en esta lo importante no era la velocidad de respuesta sino recordar un momento de la vida donde el razonamiento intuitivo o el reflexivo hubiera resultado satisfactorio para ellos.
Rand señala a SINC que “Estamos hablando de situaciones en las que existe una tensión entre lo que es mejor para el individuo y lo que es mejor para el grupo. Por ejemplo, agrupamos a los sujetos de cuatro en cuatro y les ofrecimos un poco de dinero para que cada individuo eligiera cuanto se guardaba para sí mismo, y cuanto para contribuir con un proyecto común”.
Los autores no han investigado si este tipo de cooperación humana es ‘innata’ al individuo. Según el investigador, la evidencia encontrada apunta a que el aprendizaje y la cultura tienen un papel importante en el comportamiento de la generosidad humana. Ahora el estudio se centrará en averiguar si este comportamiento está presente en otras especies.
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