Una de las respuestas más conocidas, a parte de las posibilidades que ya hemos explicado, es la emigración o conquista de nuevas áreas geográficas. Por lo tanto, están relacionadas con la movilidad. Pero ésta, cuando está basada en desplazamientos territoriales, provoca la reubicación de numerosas personas en un mismo entorno y la competencia entre ellas para la adquisición de recursos, en el caso de que el sitio nuevo a ocupar se encuentre ya habitado.
Movimientos migratorios
Si el territorio está vastamente ocupado, la destrucción de redes por parte de la población nueva que se establece en él, puede provocar la confrontación y, como consecuencia, una caída demográfica ante la llegada de intrusos con otros planteamientos y necesidades económicas en muchos casos no compartidas.
Los humanos somos primates muy sociales, pero también muy territoriales. Es fácil que se produzca una agregación entre distintas poblaciones en un régimen de crisis. Las guerras y conflictos por el espacio producen pérdida de carga demográfica y en algunos casos, de comunidades enteras o asimilación.
Sin embargo, se puede producir un sometimiento de un grupo o población sobre otra, con el objetivo de transformarlos en elementos subsidiados, en el mejor de los casos, o esclavizados. Hasta tal punto ha sido importante la conquista de tierra y la división social que, a nivel evolutivo el esclavismo ha sido un modo de producción.
Un nivel de esclavos elevado significa una gran cantidad de especimenes que no tienen una buena ingesta continua y se convierten en potenciales victimas económicas y sociales, rebajando su esperanza de vida y, por lo tanto, pueden producirse pérdidas demográficas importantes.
En este sentido, la movilidad en forma de emigración, y el propio aumento exponencial de la complejidad, han favorecido soluciones como las que hemos expuesto. En muchos de los casos no son soluciones adecuadas que se traduzcan en formas de progreso en las poblaciones humanas, pero si en formas de resolución y resistencia biológica.
Con fuerzas endógenas o exógenas, o la combinación de ambas, las comunidades humanas pueden reaccionar para adaptarse con la estrategia de la movilidad. En caso de cambio hacia el frío, abandonar latitudes septentrionales, y ante el calor, buscar acomodo en zonas templadas y húmedas.
De todos modos, si no existe movilidad ni cambios drásticos, deben rebajar el número de componentes, y por lo tanto, reducir exponencialmente el número de especimenes. Ello, puede llevar a poblaciones a la extinción por confinamiento en territorios que no reciban inputs genéticos.
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