AUTOR: Redacción
Los ecologistas Alexander
Wilson y Jens Krause, del Instituto Leibniz de Ecología de Agua Dulce,
descubrieron que un grupo de cachalotes adoptó a un delfín mular adulto
con una deformación en la columna, cerca de la costa de Lisboa,
Portugal.
Este comportamiento no es raro en ballenas y delfines. Los mamíferos,
en general, tienden a tener actitudes de protección hacia animales de
otras especies cuando éstos se encuentran solos o en peligro.
En delfines, por ejemplo, es común ver la formación de redes de apoyo
cuando un integrante de la manada está muriendo. Now Kyum, miembro del
Instituto de Investigación en Cetáceos en Ulsan, Corea, reportó haber
observado a un grupo de cinco delfines formando una clase de "balsa" con
sus cuerpos para mantener a un compañero moribundo a flote. Uno de los
delfines inclusive nadaba de manera invertida, con su abdomen hacia
arriba, para proveer mayor soporte. El grupo se mantuvo unido inclusive
tras la muerte del delfín agonizante, cuando intentaban hacerlo
reaccionar con burbujas y pequeños golpes.
Sin embargo, en cachalotes este tipo de comportamiento no había sido observado previamente, hasta ahora.
Wilson y Krause se dieron a la tarea de observar el comportamiento de
un grupo de cachalotes que habita el océano que rodea los Azores, a
unos mil 600 kilómetros de la costa de Lisboa, Portugal durante ocho
días. En este tiempo, pudieron notar que un delfín mular que sufría una
deformación de la columna vertebral, viajaba y jugaba constantemente
con las ballenas adultas y con sus crías. Algunas veces éste se
restregaba afectuosamente contra los cuerpos de las ballenas, y ellas,
sorprendentemente, devolvían el gesto.
Los investigadores han elaborado algunas teorías para explicar tan
inusual amistad. Postulan que quizá, dada la condición del delfín, éste
no podía nadar tan rápido como su manada original; así que la velocidad
más lenta de las ballenas le es más accesible. Así mismo, creen que los
cachalotes se podrían beneficiar de la amistad del delfín para
protegerse contra ballenas asesinas.
Al final de cuentas, la realidad es que todo animal tiene necesidades
sociales que cumplir; y que al menos este compañero ya encontró una
familia.
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