Juan Luis Arsuaga
Editorial Temas de Hoy. Madrid, 2012
430 págs. 19,90 €
Todos
hemos nacido. Es nuestro primer y quizá más trascendental viaje. Juan
Luis Arsuaga afirma que en la evolución humana todo gira en torno al
parto. Puede que haya cierta exageración en estas palabras aunque,
evidentemente, encierran una gran verdad. No olvidemos que es norma en
todo lo vivo la preeminencia de las funciones reproductoras sobre las
demás y el ser humano no escapa a ese condicionante.
Nuestro
nacimiento es uno de los más laboriosos que se dan en la naturaleza. En
ello tiene mucho que ver la forma de nuestra pelvis, cuya evolución se
dio principalmente en animales que caminaban a cuatro patas. Sólo en los
últimos tiempos, unos pocos millones de años, se ha debido adaptar al
extraño caminar sobre dos piernas propio de nuestra especie.
A
poco que lo pensemos, nos daremos cuenta que somos cabezones, en el
sentido literal del término, producto del desmesurado crecimiento de
nuestro cerebro del que, por otra parte, nos sentimos tan orgullosos. Lo
malo es que esa gran cabeza debe pasar a través de la pelvis, lo que
complica mucho el parto. Algunas artimañas han permitido subsanar en
parte este problema. Por ejemplo, nacemos muy inmaduros, lo que nos
obliga a permanecer durante mucho tiempo desvalidos y absolutamente
dependientes de nuestra madre. Dicho de otra manera: las limitaciones
del parto no se acaban con él, sino que perduran durante los primeros
años de nuestra vida.
Desde luego, nacer es un
viaje. Pero, aunque las modernas tecnologías lo hayan suavizado, al
menos en el mundo más avanzado, no es una excursión programada, de
agencia, con confortables cruceros y autobuses, o rápidos aviones. Se
trata más bien de una travesía épica, una expedición peligrosa como la
de aquellos aventureros del siglo XVIII y XIX que se adentraban en
mundos desconocidos, selvas, hielos o montañas, y muchas veces no
regresaban.
¿Exageramos? Hace un siglo, en
España, que tampoco era el peor de los mundos posibles, casi la cuarta
parte de los niños morían antes de cumplir un año y casi la mitad antes
de los cinco. No se trata sólo del laborioso tránsito a través del canal
del parto, sino que, además, el recién nacido se enfrenta a un mundo
hostil cuya primera línea de combate puede ser las temibles infecciones
puerperales que tradicionalmente se han llevado por delante la vida de
niños y sus madres. De todo esto también trata el libro.
¿Cómo
hemos llegado a ello? ¿De qué manera nos hemos transformado en lo que
somos? Arsuaga nos lo cuenta y lo hace de forma amena pero no exenta de
rigor. Toma como marco y excusa una exposición imaginaria cuyo tema
sería la historia natural del parto y adentra al visitante en las salas
en las que se explican los distintos aspectos relacionados con ella.
Como
seguramente conocerá el lector español, el autor es uno de los
codirectores del importante yacimiento de Atapuerca en donde se han
encontrado numerosos fósiles humanos y cuyos hallazgos se asoman a veces
al texto. La antropología, por tanto, ocupa aquí un papel muy
importante, pero que no apabulla, lo cual es de agradecer si tenemos en
cuenta lo complejo del tema. ¿Qué diferencia hay entre el parto de un
chimpancé y el del humano moderno? ¿Qué sabemos de la reproducción de
nuestros parientes extintos? ¿Qué podemos decir del nacimiento de un
australopiteco o de un neandertal?
El tema es
tan amplio y con tantas facetas que preferimos invitar al lector a que
las repase en este libro entretenido, casi absorbente en algunas de sus
secciones. No obstante, permítasenos anotar algo negativo, según nuestra
opinión. Dentro de un contenido con un eminente y muy logrado carácter
divulgativo, consideramos absolutamente excesivas algunas descripciones
anatómicas, más propias de cursos universitarios destinados a futuros
médicos. Reconocemos la importancia de, por ejemplo, la morfología
pélvica en el parto, pero creemos que sobra su descripción prolija en el
texto principal de una obra como ésta. Dado que se encuentra en las
primeras páginas del libro, puede llevar al lector a pensar que el resto
será igual (afortunadamente no es así) y propiciar su abandono.
Hecha
esta salvedad, resaltamos nuestra valoración muy positiva de “El primer
viaje de nuestra vida”, un trabajo interesante, ameno y muy apropiado
para estudiantes de Medicina o Biología.
Además,
cualquiera que, teniendo una formación científica básica, desee
informarse del nacimiento humano encontrará en estas páginas datos
curiosos y apasionantes de cómo nuestro nacimiento ha influido en lo que
somos y cómo lo que somos ha influido en nuestro nacimiento.
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