Un estudio publicado en la revista Nature
encontró que la oxitocina, conocida como la “hormona del amor”, ayuda a
enfocar la atención a diferentes estímulos e ignorar otros menos
importantes.
El descubrimiento ayudaría a entender
por qué a las personas con autismo se les dificulta comprender las
emociones de otros, y se distraen fácilmente con estímulos ambientales.
Investigaciones anteriores hallaron que los niños con autismo tienen
bajos niveles de oxitocina en el cerebro. Esta hormona cumple un
importante papel en la formación de vínculos de tipo social, afectivo y
parental.
Los investigadores se basaron en estudios previos que describen cómo actúa la oxitocina en el hipocampo cerebral.
La hormona estimula un tipo de células nerviosas, llamadas
interneuronas inhibidoras, para que secreten un químico llamado GABA.
Esta sustancia disminuye la actividad de otras neuronas cercanas,
llamadas células piramidales.
La activación continua
de las interneuronas hace que se fatiguen y secreten menos GABA. Al
haber menos de este químico, las células piramidales se activan en
presencia de estímulos importantes.
Según los
investigadores, aunque estos hallazgos no prometen la aparición de una
terapia para el autismo, sí revelan la relación entre una hormona de
origen natural y esta condición.
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