WASHINGTON. Los simios bonobos jóvenes consuelan a sus pares angustiados
por una experiencia desagradable con conductas muy similares a las
observadas en niños, reveló una investigación realizada por científicos
estadounidenses.
Estas observaciones son importantes para la historia de la evolución
humana, mostrando que el mismo cuadro socio-emocional funciona para los
grandes simios, señalaron Zanna Clay y Frans de Waal, del Centro de
Investigación Nacional de Primates Yerkes, de la Universidad Emory
(Georgia, sureste de EEUU), autores del estudio publicado en las Actas
de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS).
La investigación
divulgada el lunes se llevó a cabo en un santuario de primates en
República Democrática del Congo, con filmaciones que permitieron
analizar la vida social cotidiana de los simios bonobos y ver cómo
vivían sus propias emociones y reaccionaban a las de los demás.
Los
científicos encontraron que los bonobos (Pan paniscus), también
llamados chimpancés pigmeos o chimpancés enanos, se recuperaban rápida y
fácilmente de sus traspiés emocionales y mostraban empatía por sus
desafortunados compañeros, a quienes consolaban físicamente,
abrazándolos, tomándolos en brazos o acariciándolos.
Si la forma
en que los bonobos viven sus emociones permite predecir cómo reaccionan a
las de los demás, esto indica una capacidad de controlarse
emocionalmente y evitar desbordes, según estos investigadores.
En
los niños, el control de las emociones es fundamental para una
socialización saludable, una capacidad que depende sobre todo de un
vínculo estable entre los padres y el niño. Esto explica por qué los
humanos huérfanos a menudo tienen más dificultades de controlar lo que
sienten, indicaron.
El mismo fenómeno se constató en los bonobos
del santuario, donde un gran número de estos simios perdió a su madre
asesinada por los cazadores. En comparación con los bonobos criados por
sus propias madres, estos jóvenes primates huérfanos luchaban por
controlar sus emociones, dijo Clay.
Según lo observado, a los que
habían perdido a sus madres les costaba mucho más tiempo recuperarse
emocionalmente. “Estaban muy molestos y gritaron durante varios minutos
después de recibir un golpe, en comparación con los bonobos jóvenes
criados por su madre, que solo lo hicieron unos segundos”, dijo esta
zoóloga.
Los bonobos, tan genéticamente similares a los humanos
como los chimpancés, son también considerados los más empáticos al igual
que estos grandes simios.
“Esto hace que la especie sea una
candidata ideal para las comparaciones psicológicas”, señaló De
Waal. “Cualquier similitud fundamental entre los humanos y los bonobos
probablemente se remonta a su antepasado común que vivió hace unos seis
millones de años”, añadió.
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