¿Cómo pueden los tibetanos vivir a grandes alturas, en
condiciones de poco oxígeno, que a otros harían desvanecerse? En
realidad han recibido un poco de ayuda de una fuente inesperada.
Unos científicos dijeron el miércoles que muchos tibetanos poseen una variante rara de un gen involucrado en el transporte de oxígeno en la sangre que probablemente han heredado de un enigmático grupo de humanos extinguido que se cruzaron con nuestra especie hace decenas de miles de años.
Esto permite a los tibetanos desenvolverse bien en niveles bajos de oxígeno a alturas de 4.500 metros como en el vasto altiplano del suroeste de China. Las personas sin esta variante podrían desarrollar sangre espesa, provocando subidas de tensión, ataques al corazón, derrames, recién nacidos con poco peso y mortalidad infantil más alta.
Esta versión del gen EPAS1 es casi idéntica a una encontrada en el homínido de Denísova, una estirpe pariente de los neandertales, pero muy diferente al de las personas en la actualidad.
Los homínidos de Denísova son conocidos gracias a un único hueso de dedo y dos dientes encontrados en una cueva de Siberia. Las pruebas de ADN del hueso de hace 41.000 años indicaron que estos homínidos fueron diferentes a nuestra especie y a los neandertales.
"Nuestro descubrimiento podría sugerir que el intercambio de genes a través del apareamiento con otras especies podría ser más importante en la evolución humana de lo que se había pensado previamente", dijo Rasmus Nielsen, profesor de biología computacional en la Universidad de California, Berkeley y en la Universidad de Copenhague, cuyo estudio aparece en la revista Nature.
Nuestro genoma contiene fragmentos residuales genéticos de otros organismos como virus al igual que de especies como los neandertales con lo que los primeros humanos modernos se cruzaron. Los investigadores dijeron que su estudio fue el primero en mostrar que un gen de una especie humana arcaica ha ayudado a humanos modernos a adaptarse a diferentes condiciones de vida.
"Este intercambio de genes con otras especies podría de hecho haber ayudado a los humanos a adaptarse a nuevos entornos encontrados, como en la expansión por África y por el resto del mundo", dijo Nielsen.
Los estudios genéticos mostraron que el 90 por ciento de los tibetanos tienen la variante genética de la gran altitud, junto con un pequeño porcentaje de chinos Han, que comparten un ancestro común con los tibetanos. No se ha encontrado en otras personas.
El gen regula la producción de hemoglobina, una proteína en los glóbulos rojos de la sangre que transportan el oxígeno. Se enciende cuando los niveles de oxígeno en sangre caen, estimulando una mayor producción de hemoglobina.
Unos científicos dijeron el miércoles que muchos tibetanos poseen una variante rara de un gen involucrado en el transporte de oxígeno en la sangre que probablemente han heredado de un enigmático grupo de humanos extinguido que se cruzaron con nuestra especie hace decenas de miles de años.
Esto permite a los tibetanos desenvolverse bien en niveles bajos de oxígeno a alturas de 4.500 metros como en el vasto altiplano del suroeste de China. Las personas sin esta variante podrían desarrollar sangre espesa, provocando subidas de tensión, ataques al corazón, derrames, recién nacidos con poco peso y mortalidad infantil más alta.
Esta versión del gen EPAS1 es casi idéntica a una encontrada en el homínido de Denísova, una estirpe pariente de los neandertales, pero muy diferente al de las personas en la actualidad.
Los homínidos de Denísova son conocidos gracias a un único hueso de dedo y dos dientes encontrados en una cueva de Siberia. Las pruebas de ADN del hueso de hace 41.000 años indicaron que estos homínidos fueron diferentes a nuestra especie y a los neandertales.
"Nuestro descubrimiento podría sugerir que el intercambio de genes a través del apareamiento con otras especies podría ser más importante en la evolución humana de lo que se había pensado previamente", dijo Rasmus Nielsen, profesor de biología computacional en la Universidad de California, Berkeley y en la Universidad de Copenhague, cuyo estudio aparece en la revista Nature.
Nuestro genoma contiene fragmentos residuales genéticos de otros organismos como virus al igual que de especies como los neandertales con lo que los primeros humanos modernos se cruzaron. Los investigadores dijeron que su estudio fue el primero en mostrar que un gen de una especie humana arcaica ha ayudado a humanos modernos a adaptarse a diferentes condiciones de vida.
"Este intercambio de genes con otras especies podría de hecho haber ayudado a los humanos a adaptarse a nuevos entornos encontrados, como en la expansión por África y por el resto del mundo", dijo Nielsen.
Los estudios genéticos mostraron que el 90 por ciento de los tibetanos tienen la variante genética de la gran altitud, junto con un pequeño porcentaje de chinos Han, que comparten un ancestro común con los tibetanos. No se ha encontrado en otras personas.
El gen regula la producción de hemoglobina, una proteína en los glóbulos rojos de la sangre que transportan el oxígeno. Se enciende cuando los niveles de oxígeno en sangre caen, estimulando una mayor producción de hemoglobina.
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