Una nueva investigación sugiere que los simios tienen un sentido de la ecuanimidad y la justicia muy parecido al humano
Los chimpancés son criaturas inteligentes,
tienen una compleja red social de alianzas y enemigos, planifican el
futuro, manifiestan su dolor cuando muere alguien cercano e incluso
mienten si les conviene. Los investigadores del Centro de Investigación
de Primates de Yerkes (EE.UU.) creen además que las criaturas que más se
parecen al ser humano comparten con nosotros otro rasgo que hasta hace
no mucho se nos atribuía en exclusividad: pueden ser altruistas por naturaleza. Un nuevo trabajo de los científicos del parque, entre los que se encuentra Frans de Waal, uno de los primatólogos más conocidos del mundo, insiste en esta idea.
Según describen los investigadores en la revista Proccedings de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS) de EE.UU., los chimpancés fueron animados a participar en el juego del Ultimátum,
un juego experimental en el que a un individuo se le propone repartir
con otro un bien, de forma que ambos estén de acuerdo con el resultado
del reparto. Según los investigadores, los monos respondieron de forma
muy parecida a como lo hacen las personas, lo que sugiere «una larga
historia evolutiva de la aversión a la desigualdad, así como una
preferencia por la justicia compartida por el ancestro común de humanos y
simios.
«En el juego, un individuo debe proponer a otro dividirse
una recompensa, y el segundo tiene que aceptar esa división. Los seres
humanos se caracterizan por ofrecer porciones generosas, como el 50% , a
sus socios, y eso es exactamente lo que grabamos en nuestro estudio con
chimpancés», describe Darby Proctor, autor principal de la
investigación.
Según Frans de Waal, «hasta nuestro estudio, se asumía que
el juego del Ultimátum no se podía hacer con animales o que estos
animales elegirían únicamente la opción más egoísta. Hemos llegado a la
conclusión de que el sentido de la justicia de los chimpancés no solo
está muy cercano del humano, sino que los animales pueden tener
exactamente las mismas preferencias que nuestra propia especie».
Para hacer comparaciones, el estudio también se llevó a
cabo por separado con niños humanos. Los investigadores probaron a seis
chimpancés adultos (Pan troglodytes) y a 20 niños de 2 a 7 años en un
juego del Ultimátum modificado. Un individuo elegía entre dos fichas de
diferentes colores que, con la colaboración de su pareja, podrían ser
canjeadas por recompensas (alimentos para los chimpancés y pegatinas
para los niños). Una ficha ofrecía recompensas iguales a ambos
jugadores, mientras que la otra favorecía a la persona que hace la
elección a costa de su pareja. Entonces el que selecciona tiene que
entregar la otra ficha a su compañero, que la necesita para intercambiar
la recompensa con el investigador encargado del experimento. De esta
manera, los dos individuos deben estar de acuerdo.
Como los seres humanos
Tanto los chimpancés y los niños respondieron como suelen hacer los seres humanos adultos. Si la cooperación de la pareja era necesaria, los chimpancés y los niños dividían la recompensa por igual.
Sin embargo, con un socio pasivo, que no tenía ninguna posibilidad de
rechazar la oferta, los chimpancés y los niños elegían la opción
egoísta.
Los chimpancés, que son altamente cooperativos en estado
salvaje, probablemente son sensibles a distribuir las recompensas con
el fin de aprovechar los beneficios de la cooperación. Los
investigadores creen que este estudio abre la puerta a otros nuevos
sobre el mecanismo detrás de comportamientos humanos similares.
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