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¿Todos sentimos dolor?
Los responsables de percibir el dolor en el cuerpo humano son los llamados nervios sensitivos del dolor o nociceptores, quienes envían señales a la médula espinal, que a su vez se interconectan con varias partes del cerebro. Pero a lo largo de este proceso de transmisión participan determinadas proteínas que son sintetizadas en los códigos genéticos. ¿Pero es posible que no todos sintamos dolor?La insensibilidad congénita al dolor es una afección que aparece muy rara vez en la población. Las personas que la padecen no sienten dolor. Es una condición genética que afecta solo la percepción del dolor, no el sentido del tacto.
Los niños que sufren esta enfermedad están siempre en peligro, pues el desafío propio de la infancia y la adolescencia los coloca en situaciones de riesgo. Justamente, el dolor nos previene de cometer acciones que podrían ser fatales para nuestras vidas.
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Genes que influyen en la percepción del dolor
Como decíamos, el proceso de percepción del dolor es complejo e involucra las cadenas de ADN. Cualquier mutación puede romper estos enlaces y afectar los nervios de la sensibilidad. Las personas que padecen insensibilidad congénita al dolor tienen afectados algunos genes responsables de esta tarea.Cuando esto sucede, estos genes dejan de codificar las proteínas necesarias. Los científicos han encontrados dos tipos principales de genes involucrados en la percepción dolorosa.
Primero, los que garantizan las proteínas encargadas del desarrollo y la cantidad de noniceptores. Segundo, los que codifican las proteínas responsables de la actividad propiamente de los nervios sensitivos del dolor. Es un sistema de señales eléctricas que permite la sensibilidad al dolor.
Este grupo de genes incluyen códigos para unas estructuras llamadas canales de iones, encargados químicamente de detectar y transmitir información relacionada con el dolor.
Finalmente, es importante decir que, si establecemos que los cambios genéticos influyen en cómo sentimos dolor, es lógico que estas respuestas del cuerpo sean distintas para cada persona en dependencia de sus propias cadenas genéticas. Ante la más sutil alteración de los códigos pudiera haber una variación el comportamiento del organismo. Y esto ocurre justamente por la función central que ocupan los genes en la percepción del dolor.
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