Cuatro estudios estadounidenses confirman que ocurrió hace 3,5 millones de años.
Los humanos primitivos se alimentaban casi exclusivamente de hojas y
frutos de los árboles -igual que chimpancés y gorilas en la actualidad-,
pero hace 3, 5 millones de años iniciaron un cambio de dieta que fue
crucial para la evolución humana: bajaron de los árboles a probar
pastos, juncos, semillas, raíces y tubérculos. Este cambio no sólo
influyó en su desarrollo cerebral y en su habilidad para caminar.
Permitió que los ancestros humanos siguieran diversificando su dieta
hasta llegar a la carne, un millón de años después, dando lugar a
cerebros más grandes.
Así lo determinaron cuatro investigaciones de universidades
estadounidenses, que estudiaron la dentadura de 11 especies de
homínidos, de entre 4,4 y 1,3 millones de años de antigüedad. “Sabemos
que la fecha del cambio fue por lo menos hace 3,5 millones de años, pero
podría haber sido un poco más temprano”, dijo a La Tercera Matt
Sponheimer, antropólogo de la U. de Colorado en Boulder y autor
principal de uno de los estudios.
De acuerdo al autor, la dieta es considerada uno de los motores de la
evolución humana. “Las personas a menudo han pensado que los
inusualmente grandes cerebros de los humanos estaban relacionados con el
aumento del consumo de alimentos de origen animal, ricos en nutrientes.
Otros podrían haber reemplazado los alimentos de origen animal con
tubérculos, como la papa en este escenario, pero, de una forma u otra,
la dieta está implicada”.
Los nuevos estudios sugieren que la ingesta de alimentos que no son
comidos por chimpancés en cantidades apreciables habría permitido a los
homínidos usar su entorno de nuevas maneras y manejar mejor los cambios
de éste.
“Cuando los primeros humanos vieron los recursos del suelo como
confiables, debió ser un momento importante en la evolución humana”,
dice Sponheimer, pues las hierbas estaban disponibles en la sabana
africana desde hace unos siete millones de años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario