Imagina que estás platicando frente a una persona cuando, de repente,
deja de hablar y mirando detrás de ti abre los ojos de par. ¿Cuál sería
tu reacción inmediata? Seguramente, voltear. Un nuevo estudio demuestra
que las expresiones de miedo ayudan a localizar el peligro, tanto para
la persona que lo ve como para quien simplemente observa la reacción.
Los investigadores Daniel Lee y el Dr. Adam Anderson, de la
Universidad de Toronto, aseguran que las expresiones emotivas tienen su
razón de ser. Al asustarse y abrir los ojos, se agranda el campo de
visión al mismo tiempo que se señala con la mirada en dónde se encuentra
la posible amenaza.
Durante un experimento, los científicos encontraron que aquellos
participantes cuyos gestos de miedo les ocasionaban abrir los ojos,
podían discernir mejor elementos de la visión periférica que aquellos
partícipes que mantenían expresiones neutras o de asco.
Posteriormente, investigaron los beneficios que las expresiones de
ojos abiertos aportaban a quienes las miraban. Encontraron que los
partícipes sabían en qué dirección miraban unos ojos conforme se
agrandaban. Esto se debe a que al ampliarse los ojos, se logra observar
la parte blanca o membrana esclerótica, la cual crea un mayor contraste
con el iris. Por lo tanto, resulta sencillo saber hacia dónde ven los
ojos. La mirada se vuelve una especie de señal.
El estudio demuestra cuan sociales somos. Los ojos actúan como señas
ya que la habilidad humana para procesar la mirada ajena es
sorprendente. Nuestras reacciones y gestos, por innatas que parezcan,
cumplen una función social.
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