viernes, 23 de mayo de 2008

Etología


Los Chimpancés Carecen de la Noción de Reparto Justo14 de Noviembre de 2007.
Una nueva investigación realizada por el Instituto Max Planck para la Antropología Evolutiva en Leipzig, Alemania, demuestra que, a diferencia de los seres humanos, los chimpancés no muestran la voluntad de realizar ofertas justas y rechazar las injustas.En la investigación, conducida por Keith Jensen, Joseph Call y Michael Tomasello, se empleó una modificación de una de las herramientas económicas más ampliamente utilizada y aceptada en estudios sobre conducta, el juego del ultimátum.En el juego del ultimátum (que fue desarrollado por otro alemán, Werner Güth, quien trabaja actualmente en el Instituto Max Planck para la Economía en Jena), una persona, la encargada de hacer la oferta, recibe dinero de un experimentador. Esta persona puede, entonces, dividir este "maná del cielo" con una segunda persona, la encargada de recibir ofertas y decidir si las acepta o no. Esta segunda persona no está desprovista de poder; si acepta el reparto de dinero propuesto, ambas personas se llevarán a casa las cantidades ofrecidas, pero si rechaza la oferta, el dinero que el experimentador había puesto en juego no será para ninguna de las dos. Según las variantes del juego, la persona que recibe ofertas puede además tener que prestar algún tipo de colaboración adicional, como por ejemplo ayudar en una tarea, que constituya un requisito para que ambas reciban las cantidades acordadas.El temor de que una oferta injusta sea rechazada provoca que quien tiene la responsabilidad de hacer la oferta procure que ésta sea justa. Las personas generalmente hacen ofertas del 50 por ciento, o una proporción muy cercana a la mitad. Cualquier cantidad ostensiblemente menor cuenta con muchas probabilidades de ser rechazada. La sensibilidad frente a ofertas injustas y la voluntad de pagar un costo para castigar a alguien, contradice al modelo económico estrictamente matemático, el de que cualquier beneficio neto debe ser aceptado. Esta sensibilidad es, que se sepa, exclusiva del Ser Humano. Y el nuevo estudio refuerza más esta convicción.En este trabajo, los investigadores confrontaron a nuestros parientes evolutivos vivos más cercanos, los chimpancés, con una versión especialmente adaptada del juego del ultimátum. El chimpancé encargado de hacer la oferta podía ofrecer una cantidad de pasas al otro. Si éste aceptaba la división de las pasas, ambos podrían comerlas. Sin embargo, si al chimpancé que recibía la oferta no le gustaba lo que veía, podía no aceptar la oferta y ninguno de los dos recibiría nada.
En cada variante de este juego, el chimpancé proponente podía optar por un reparto de 8 pasas para sí mismo y 2 para el chimpancé respondedor (una división deshonesta que las personas normalmente rechazan). Sin embargo, el proponente tenía una opción. En una variante del juego, podía escoger entre hacer esta oferta desigual y una justa (5 pasas para cada uno). En otra variante, podía escoger una oferta extremadamente cortés (2 pasas para sí mismo y 8 para el respondedor). En una tercera, no tenía elección (la segunda opción también era 8 para sí mismo y 2 para el respondedor). En la cuarta variante, la otra opción del proponente era extremadamente egoísta (10 para sí mismo, ninguna para el respondedor).A diferencia de los seres humanos que se enfrentan a estos juegos, los chimpancés respondedores aceptaron cualquier oferta, siempre que ésta no fuera nula (cero pasas), no importaba cuán generosa o egoísta fuera la misma. La única opción que no estaban dispuestos a aceptar era la opción de 10/0 (el respondedor no recibe nada). Los investigadores han llegado a la conclusión de que los chimpancés no demuestran el deseo de hacer ofertas justas y rechazar las injustas. De esta manera, se comportan guiándose sólo por el aspecto material, sin atender a la noción del reparto equitativo de la riqueza.

Evolución


Los Ctenóforos Tienen el Linaje Animal Más Antiguo Conocido23 de Mayo de 2008.
Un nuevo estudio que traza el mapa de la historia evolutiva de los animales, indica que el primer animal de la Tierra, una criatura misteriosa cuyas características sólo pueden inferirse de los fósiles y los estudios de animales vivos, era con toda probabilidad mucho más complejo que lo previamente estimado. Gracias al uso de nuevas tecnologías para analizar volúmenes masivos de datos genéticos, en el estudio se consiguió definir las primeras escisiones en la base del árbol de la vida animal. El árbol de la vida es una representación jerárquica de las relaciones evolutivas entre las especies y fue introducido por Charles Darwin.Entre los sorprendentes resultados del estudio, está el de que los ctenóforos se escindieron de otros animales y divergieron hacia su propio camino evolutivo antes que la esponja. Este hallazgo desafía el punto de vista tradicional sobre la base del árbol de vida, que honró a la esponja como al animal que divergió más temprano. "Ésta es una sorpresa total", enfatiza Casey Dunn, de la Universidad Brown. "Tan asombrosa que inicialmente pensamos que algo nos había salido muy mal".
Pero aún después de que el equipo de Dunn verificó y recomprobó sus resultados y agregó más datos a su estudio, tales resultados continuaron indicando que los ctenóforos, que tienen tejidos y un sistema nervioso, se escindieron de los otros animales antes de las esponjas que carecen de sistema nervioso propiamente dicho y hasta de tejidos especializados.La presencia de los ctenóforos, relativamente complejos, en la base del árbol de la vida sugiere que el primer animal era con toda probabilidad más complejo que lo previamente estimado.Aunque los autores del estudio advierten que será necesario efectuar estudios adicionales para corroborar estos resultados, creen que las ctenóforos pudieron lograr su aparente antigüedad sobre las esponjas pese a ser éstas más simples, a través de uno de dos nuevos "guiones" evolutivos.Uno de ellos es que los ctenóforos desarrollaron su complejidad independientemente de otros animales, después de haberse bifurcado hacia su propio camino evolutivo.El otro es que la esponja desarrolló su forma simple a partir de criaturas complejas, una posibilidad amparada en el hecho de que la evolución no siempre es necesariamente una marcha de dirección única hacia un incremento de la complejidad.