jueves, 27 de agosto de 2009

Inteligencia humana I

Inteligencia humana II

Inteligencia humana III

Bilingüismo y cerebro

Un nuevo estudio realizado por la Universidad de Haifa aporta datos esclarecedores sobre cómo se representan los dos idiomas en el cerebro de una persona bilingüe. Un estudio detallado sobre un caso ha demostrado que cada uno de los dos lenguajes está representado en una zona diferente del cerebro.

El asunto de cómo se representan en el cerebro humano los diferentes lenguajes aún permanece sin aclarar y, lo que es más, todavía se desconoce si en esa representación influye el que el segundo idioma sea similar o muy distinto en estructura al primero. En muchos estudios se han encontrado evidencias de que todos los lenguajes que adquirimos en el curso de nuestra vida son representados en un área del cerebro. Sin embargo, otros estudios han encontrado evidencias de que la representación de la lengua materna está disociada de la del segundo lenguaje, adquirido posteriormente.

Hay varias formas de clarificar esta cuestión, pero la mejor manera de examinar las representaciones en el cerebro de dos lenguajes es estudiar los efectos de lesiones cerebrales sobre la lengua materna y sobre el segundo lenguaje de una persona bilingüe. El estudio de tales casos es muy importante, ya que es raro encontrar personas que hablen fluidamente dos lenguajes diferentes, y que hayan sufrido un daño permanente que haya afectado de manera selectiva a uno de los dos idiomas. Además, la mayoría de las evidencias en este campo derivan de las observaciones clínicas de lesiones cerebrales en pacientes que hablan el inglés y alguna de las lenguas indoeuropeas, y pocos estudios se han realizado en individuos que hablan otros idiomas, especialmente lenguas semíticas como el hebreo y el árabe, antes de este nuevo estudio.

Raphiq Ibrahim, del Departamento de Discapacidades del Aprendizaje, ha concluido su estudio sobre un paciente bilingüe de 41 años cuya lengua materna es el árabe, y que tenía un buen dominio del hebreo como segunda lengua, con un nivel de calidad muy cercano al de su lengua materna. El individuo cuenta con titulación universitaria y usaba el hebreo frecuentemente en su vida profesional.

El sujeto sufrió una lesión cerebral que le provocó un trastorno del lenguaje que persistió después de completar el programa de rehabilitación. Durante la rehabilitación, se registró un elevado nivel de recuperación en el empleo del lenguaje árabe, y menor para el uso del hebreo. Después de la rehabilitación, las habilidades lingüísticas del paciente fueron comprobadas a través de varias pruebas estandarizadas con las que se examinaron diversos niveles de habilidades lingüísticas en ambos idiomas, junto con otras pruebas cognitivas. La mayoría de estos tests revelaron que la merma en las habilidades del paciente con el idioma hebreo fue significativamente mayor que la sufrida por sus habilidades lingüísticas arábicas.

Según Ibrahim, incluso si esta merma selectiva de habilidad lingüística no se considera evidencia suficiente para desarrollar un modelo estructural con el que representar los lenguajes en el cerebro, sí constituye al menos un paso importante en esta dirección, sobre todo considerando que afecta a lenguajes que no habían sido estudiados con anterioridad en el cerebro, y que son similares fonética, morfológica y sintácticamente.

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COMBINACION DE GENES Y ACTIVIDAD CEREBRAL EN EL TEMPERAMENTO DE NIÑOS PEQUEÑOS

No es sorpresa alguna para muchos padres el que algunos bebés sean más difíciles de calmar que otros, pero a los padres frustrados les puede aliviar saber que esto no es necesariamente una indicación sobre sus habilidades como progenitores. Según un nuevo estudio, el temperamento de los niños puede ser resultado, en parte, de una combinación entre cierto gen y un patrón específico de actividad cerebral.

El patrón de actividad cerebral en la corteza frontal del cerebro ha sido asociado con varios tipos de temperamento en los niños. Por ejemplo, los niños que tienen una mayor actividad en la corteza frontal izquierda son caracterizados como de temperamento "fácil" y se les puede calmar con facilidad. Por lo contrario, los niños con una mayor actividad en la mitad derecha de la corteza frontal son de temperamento "negativo", se afligen fácilmente y son más difíciles de calmar.

Louis Schmidt, de la Universidad McMaster, y sus colegas, investigaron en este estudio la interacción entre la actividad cerebral y el gen DRD4, para ver si permitía predecir con acierto el temperamento de los niños. En varios estudios anteriores se vinculó la versión más larga (o alelo) de este gen a una mayor receptividad sensorial, conducta temeraria, y problemas de atención en los niños.

En el estudio actual se midió la actividad cerebral en niños de 9 meses mediante grabaciones de electroencefalografía (EEG). Cuando los niños tenían 48 meses de edad, las madres cumplimentaron unos cuestionarios relativos al comportamiento de sus retoños y se tomaron muestras de ADN de los niños para el análisis del gen DRD4.

Los resultados revelan relaciones interesantes entre la actividad cerebral, el comportamiento, y el gen DRD4. Entre los niños que mostraron más actividad en la corteza frontal izquierda a los 9 meses, los que tenían la versión larga del gen DRD4 fueron más fáciles de calmar a los 48 meses que quienes poseían la versión corta del gen.

Los niños que tenían la versión larga del gen DRD4 y que tenían una mayor actividad en la corteza frontal derecha fueron los más difíciles de calmar y mostraban más problemas a la hora de prestar atención que los demás niños con quienes se les comparó.

Estos resultados indican que la versión larga del gen DRD4 puede actuar como un moderador del temperamento de los niños.

Los autores del estudio creen que los resultados del mismo apuntan a la posibilidad de que el alelo largo del DRD4 desempeñe diferentes papeles (para bien y para mal) en el temperamento de los niños, dependiendo de las condiciones internas (dentro de sus cuerpos), y concluyen que el patrón de actividad cerebral (es decir, una mayor activación en la corteza frontal izquierda o en la derecha) puede influir sobre si este gen es un factor de protección o un factor de riesgo para problemas de atención y la dificultad a la hora de calmarse. Los autores advierten, sin embargo, que probablemente hay otros factores que interactúan con estos dos en la composición del perfil que permite predecir el temperamento de los niños.

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FACTORES POCO CONOCIDOS DEL GRADO DE CAPACIDAD LECTORA EN PERSONAS

Un nuevo estudio realizado por el equipo de Nina Kraus, directora del Laboratorio de Neurociencia Auditiva de la Universidad del Noroeste, EE.UU., es el primero en demostrar una relación inequívoca entre la habilidad de lectura y la codificación neuronal de los sonidos del habla que en investigaciones previas se ha comprobado que presentan retos fonológicos en las personas que, pese a no tener problemas visuales ni una insuficiente alfabetización, experimentan dificultades para leer.

El nuevo estudio de la Universidad del Noroeste, así como gran parte de las investigaciones que se llevan a cabo en el laboratorio de Kraus, se centran en lo que ocurre en el tallo cerebral, una parte evolutivamente antigua del cerebro, de la que los científicos no hace mucho tiempo creían que se limitaba a transmitir la información sensorial del oído a la corteza cerebral. Por eso, gran parte de las investigaciones anteriores relativas a los errores de trascripción del cerebro que conducían a una capacidad deficiente de lectura se habían enfocado hacia la corteza, asociada a funciones de alto nivel y al procesamiento cognitivo.

Tal como se ha comprobado, la respuesta del tallo cerebral concuerda con lo que hace el cerebro basándose en nuestra experiencia auditiva durante nuestras vidas, pero especialmente durante el desarrollo. La manera en que el cerebro responde al sonido reflejará qué idioma habla usted, si usted ha tenido experiencia como músico y en definitiva cómo usted ha usado los sonidos.

Una interpretación cerebral defectuosa e inconsciente de los sonidos marca una gran diferencia en cómo las palabras serán leídas. “Lo que su oído escucha, y lo que su cerebro interpreta, no son la misma cosa”, advierte Kraus.

Además, los mismos procesos de trascripción que son deficientes en personas con los citados problemas para leer, resultan potenciados en las personas con experiencia como músicos. Por tanto, tal como Kraus señala, parece buena idea que los programas de entrenamiento para personas con dificultades al leer, incluyan no sólo los sonidos del habla, también la música.

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martes, 25 de agosto de 2009

Averiguan Dónde y Cómo el Cerebro Procesa el Movimiento Tridimensional

24 de Agosto de 2009.

Un equipo de neurocientíficos ha precisado dónde y cómo el cerebro procesa el movimiento 3D. El hallazgo ha sido posible gracias al uso de pantallas de ordenador especialmente desarrolladas y escaneos del cerebro mediante fMRI (resonancia magnética funcional por imágenes).

Los investigadores han constatado, no sin asombro, que el procesamiento del movimiento 3D se lleva a cabo en una zona del cerebro (localizada justo detrás de las orejas) que durante mucho tiempo se pensó que era responsable sólo del procesamiento del movimiento bidimensional (arriba, abajo, izquierda y derecha).

Esta área, conocida simplemente como MT+, y su circuitería neuronal subyacente, han sido estudiadas tan bien que hasta ahora la mayoría de los científicos había concluido que el movimiento 3D debía ser procesado en algún otro lugar.

Este nuevo estudio sugiere que un gran conjunto de ricas e importantes funciones relacionadas con la percepción del movimiento 3D pueden haber sido pasadas por alto en la región MT+ con anterioridad.

Para el estudio, Alexander Huk, profesor de neurobiología, y sus colegas, pusieron a varias personas a mirar visualizaciones 3D mientras se mantenían en reposo durante una o dos horas en un escáner de MRI adaptado con un sistema especializado de proyección de imágenes en estéreo, generando, por tanto, percepciones tridimensionales.

Los escaneos de fMRI revelaron que el área MT+ tuvo una actividad neuronal intensa cuando los participantes percibieron objetos (en este caso, pequeños puntos) moviéndose hacia sus ojos o alejándose de ellos.

La prueba reveló además cómo el área MT+ procesa el movimiento 3D: Codifica simultáneamente dos tipos de señales provenientes de los objetos en movimiento.

Existe una disparidad entre lo que ven los ojos izquierdo y derecho, que se llama disparidad binocular. La podemos apreciar claramente cuando cerramos un ojo u otro de manera alternada, y los objetos parecen saltar de aquí para allá.

Para un objeto en movimiento, el cerebro calcula el cambio en esta disparidad con el paso del tiempo.

Simultáneamente, un objeto acercándose directamente hacia los ojos se moverá de derecha a izquierda por la retina del ojo izquierdo y de izquierda a derecha por la retina del ojo derecho.

El cerebro se vale de ambas fuentes de datos para procesar el movimiento tridimensional.

Que una piedra vuele de izquierda a derecha o viceversa no es muy importante para la supervivencia del individuo. Sí lo es en cambio conocer detalles de la trayectoria cuando vuela en dirección hacia él. Tal como señala el psicólogo Lawrence Cormack, el tipo de movimiento tridimensional más importante que podemos apreciar es el de algo acercándose. Ahora, gracias a los hallazgos del nuevo estudio, este proceso crítico va a poder ser estudiado mucho mejor.

Información adicional en:

* U. Texas