viernes, 20 de junio de 2008

mentes comparadas.

Las abejas y los humanos toman decisiones de manera similar
Buscamos la apuesta segura ante dos posibles recompensas, priorizando la claridad de las opciones


A la hora de optar por dos opciones para obtener una recompensa, las abejas y los humanos funcionamos de manera parecida, señala un estudio realizado por científicos de Israel. Ambas especies damos importancia no sólo al beneficio que obtendremos, sino también a la claridad de la información con la que contemos acerca de dicho beneficio. La investigación fue realizada con 50 estudiantes universitarios y abejas. Los primeros debían elegir entre dos opciones que les proporcionaban más o menos dinero. Las abejas entre dos opciones de las que dependía obtener gotas de agua azucarada con mayor o menor concentración de azúcar. Los dos grupos funcionaron de manera similar: eligiendo las opciones más seguras y en función de la claridad con que dichas opciones les fueron presentadas. Por Yaiza Martínez.



Cuando se presenta la oportunidad de obtener una recompensa importante acometiendo una acción arriesgada, las personas y las abejas utilizan el mismo mecanismo de toma de decisiones, señala un equipo de investigadores del Technion-Israel Institute of Technology, de la Universidad de Tel Aviv y de la Hebrew University de Israel.

Según publica The Jerusalem Post, los investigadores han descubierto que la gente está más dispuesta a jugársela en una acción de riesgo cuando las diferencias entre las posibles ganancias está bien definida. Por el contrario, si estas diferencias son difíciles de distinguir, prefieren elegir la opción segura, incluso si la probabilidad de fallar en la elección no ha cambiado nada.

El descubrimiento resulta relevante para tratar de saber cómo la gente decide invertir en, por ejemplo, la Bolsa; optar por una determinada persona para casarse, por un lugar concreto de trabajo o por ser honesto en lugar de cometer delitos.

En la revista Nature, además, los investigadores han explicado que la tendencia de la gente de seleccionar la opción más segura entre dos opciones aumenta cuando dicha opción supone una buena ganancia asegurada (es decir, que las personas prefieren una ganancia segura de tres sobre una ganancia de cuatro menos segura). Estos comportamientos se dan también en las abejas.

Experimentos con humanos y animales

En una serie de pruebas realizadas con 50 estudiantes universitarios, los participantes tenían que elegir entre dos teclas de ordenador que no tenían ninguna marca. Pulsando en una de ellas, los voluntarios percibían una recompensa de tres créditos con una seguridad del 100%, mientras que apretando la otra tecla, el pago era de cuatro créditos con una seguridad del 80%.

Los 50 estudiantes aprendían esto a base de probar con ambas teclas y en la medida en que los resultados de sus opciones iban apareciendo en la pantalla del ordenador. En total tuvieron que tomar 400 decisiones, y tendieron a elegir la estrategia arriesgada cuando las recompensas estaban representadas por números simples, como tres créditos o cuatro créditos. Cuando estos números fueron sustituidos por cifras como 30 ó 40 puntos –también claros- se mantuvieron resultados similares.

Sin embargo, cuando los números se reemplazaron por 30 o 40 puntos difuminados de manera que era más difícil distinguir entre ambas recompensas, los participantes cambiaron sus acciones hacia el resultado más seguro.

También las abejas fueron sometidas a pruebas similares, en este caso utilizando su sentido del olfato, y recompensas de gotas de solución azucarada de diversas concentraciones.

Abejas seguras

En primer lugar, los investigadores probaron a las abejas con recompensas para alternativas arriesgadas y seguras a un 10 y a un 5% de concentración de azúcar, respectivamente.

En un segundo experimento, las recompensas fueron menos fáciles de discriminar, entre un 6,7% y un 5% de concentración del azúcar en las gotas y, en una tercera prueba, las recompensas de ambas alternativas fueron del mismo porcentaje. Las abejas tuvieron que optar en 32 ocasiones entre dos olores.

Tendieron, como los humanos, a optar por la estrategia más arriesgada sólo cuando su elección era fácilmente discernible, publica la American Technion Society.

Uno de los autores del estudio, el profesor Ido Erev, del Instituto Technion, señala que la similitud de las respuestas entre las abejas y los humanos demuestra que los procesos de toma de decisiones comienzan a darse en estadios muy tempranos de la evolución, y que suponen un fenómeno muy básico que comparten los humanos con diversos animales.

Erev y sus colaboradores están especializados en el estudio del comportamiento humano en entornos económicos. En investigaciones anteriores, por ejemplo, habían analizado la diferencia en las tomas de decisiones acerca de ganancias entre ratas y humanos.

Señales claras

De esta forma, determinaron que hay gente que no es más hábil que las ratas en su toma de decisiones. Cuando, en un experimento, a las ratas se las enfrentó repetidamente con la opción de recibir una gran recompensa rara vez o una pequeña recompensa con seguridad, los animales escogieron la opción segura, incluso cuando eso suponía una media general menor de recompensas.

Por el contrario, humanos enfrentados a una situación similar, en un juego económico de ordenador, tendieron a escoger la recompensa mayor, incluso cuando ésta era en total menor que las recompensas menores.

Los científicos decidieron descubrir por qué se producía esta diferencia, y lo han averiguado gracias al experimento con las abejas y los 50 estudiantes: para ambas especies, la decisión final depende, no sólo de la recompensa, sino de las señales que perciban acerca de éstas.

En el caso de los humanos, estas señales consistieron en saber la cantidad precisa de recompensa que les esperaba mediante los números, y en el de las abejas mediante el olor. Los investigadores sospechan, por tanto, que la exactitud en la percepción influye en las decisiones finales.

No es la primera vez que tratamos las coincidencias entre los comportamientos humanos y animales en Tendencias21. Otras similitudes entre nuestra especie y las demás demostradas por los científicos son, por ejemplo, que tanto los pájaros como los humanos hacemos planes para el futuro o que los primates tienen un sentido de la justicia parecido al nuestro.

jueves, 19 de junio de 2008

ciencias cognitivas

ver:

La Cibernética: Avance de la ciencia cognitiva

La fase cibernética de la ciencia cognitiva produjo una impresionante gama de resultados concretos, como el uso de la lógica matemática para comprender el funcionamiento del sistema nervioso, la invención de máquinas procesadoras de datos, sentando las bases para la Inteligencia Artificial; el establecimiento de la metadisciplina de la teoría de los sistemas, la teoría de la información como una teoría estadística acerca de las señales y canales de comunicación, los primeros ejemplos de los sistemas autoorganizativos, etc.

La intención declarada del movimiento cibernético era crear una ciencia de la mente. Para sus seguidores, estos fenómenos solo habían sido analizados desde un perspectiva psicológica y filosófica, dejando de lado los fenómenos mentales en la forma de mecanismos explícitos y formulas matemáticas. En 1943 McCulloch y Pitts, propusieron la lógica como la disciplina adecuada para comprender el cerebro y la actividad mental, vio el cerebro como el dispositivo que encarna principios lógicos en sus elementos componentes o neuronas, las cuales eran vistas como dispositivos tipo umbral que podían ser activo o inactivo, pudiendo conectarse unas a otras y mediante sus interconexiones llevar a cabo las funciones de operaciones lógicas de manera tal que el cerebro entero puede considerarse como una máquina deductiva.

Ecología

Las similitudes entre las redes alimentarias de hace unos 500 millones de años y las recientes apuntan hacia principios profundos que sirven de base a la estructura de las relaciones ecológicas, tal y como se demuestra en un estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto de Santa Fe y otras instituciones. Se trata del primer estudio dedicado a reconstruir en detalle las redes alimentarias de los ecosistemas antiguos.


Según los investigadores, la ecología de las comunidades del Cámbrico estaba llena de especies que no se parecen en nada a las actuales, pero era significativamente parecida a la moderna. Los resultados del estudio sugieren que las redes de relaciones alimentarias entre las especies marinas que vivían cientos de millones de años atrás son notablemente similares a las de hoy.

Las redes alimentarias representan las interacciones alimentarias entre las especies dentro de un hábitat concreto. Son como las cadenas alimentarias, sólo que más complejas y más realistas. El descubrimiento de regularidades fuertes y perdurables en la forma de organización de tales redes, ayudará a comprender mejor la historia y la evolución de la vida, y, además, podría brindarnos elementos de juicio para predecir cómo los ecosistemas actuales responderán ante las extinciones e invasiones biológicas, cada vez más frecuentes por culpa del Calentamiento Global.



Un grupo multidisciplinario de científicos dirigido por la ecóloga Jennifer Dunne del Instituto de Santa Fe en la ciudad del mismo nombre, del estado de Nuevo México, y del laboratorio PEaCE (Pacific Ecoinformatics and Computational Ecology Lab) en Berkeley, California, estudiaron las redes alimentarias de criaturas marinas preservadas en rocas del Cámbrico, época en la que hubo una súbita y enorme diversificación de organismos multicelulares, incluyendo los primeros precursores de las especies actuales así como muchos animales extraños que desde el punto de vista evolutivo, resultaron ser un callejón sin salida.

El coautor del estudio, Richard Williams, del Microsoft Research Lab en Cambridge, Reino Unido, desarrolló el innovador software Network3D que se utilizó para los análisis y la visualización de las redes alimentarias.

Algunas de las similitudes descubiertas entre las redes alimentarias del Cámbrico y las modernas, son, por ejemplo, la cantidad de especies omnívoras, la de las caníbales, y la distribución de la cantidad de tipos de presas que tiene cada especie.

Información adicional en:

PLoS

miércoles, 18 de junio de 2008

Evolución y buen humor

Un científico británico ha desarrollado la primera teoría universal del humor que explica por qué ciertas cosas nos hacen reir y destaca su papel en la evolución del Homo sapiens.

Según Clarke, el humor aparece cuando “el cerebro reconoce un patrón que le sorprende, y ese reconocimiento es recompensado con experimentando una sensación divertida”. Por eso el investigador asegura que el humor es una función cognitiva con un papel fundamental en el éxito evolutivo de nuestra especie. Y que debe ser tenida muy en cuenta a la hora de evaluar el desarrollo cerebral de los más pequeños. No en vano, investigaciones previas muestran que los niños desarrollan el sentido del humor antes incluso de comprender el lenguaje o de ser capaces de memorizar a largo plazo, con juegos como el popular cucú-tras. Con la nueva teoría en la mano, dice su creador, “deberíamos revisar los tests de humor para diagnosticar problemas psicológicos o neurológicos infantiles”.

Aunque Clarke advierte que su teoría no puede establecer categóricamente qué es divertido, ya que depende de la experiencia del individuo, sí hay algunas fórmulas comunes para hacernos reír. Por ejemplo, decir “grandes verdades”. “Un individuo puede sorprenderse al escuchar ciertas verdades dichas en público ya sea porque habitualmente se consideran tabú o porque nunca han escuchado a nadie pronunciar esas palabras”, aclara.

Además de ayudarnos a comprender mejor al ser humano, Clarke espera que la nueva teoría, que saldrá a la luz en un libro publicado por la editorial Pyrrhic House el próximo mes de octubre, permita dilucidar si otros animales tienen sentido del humor, así como “crear seres con inteligencia artificial que parezcan menos robóticos gracias a su sentido del humor”.

lunes, 16 de junio de 2008

La vida surgió fuera del planeta

¿Dónde surgió la vida? Científicos europeos y estadounidenses acaban de encontrar material genético en un meteorito australiano que apuntan a un origen extraterrestre.

El meteorito analizado cayó en Australia en 1969 y en su composición se incluyen uracil y xanthine, dos precursores de las moléculas que forman el ADN y el ARN presentes en el código genético de todos los seres vivos. Un análisis profundo realizado por Zita Martins, directora del estudio, reveló que estas moléculas contienen una forma pesada de carbono (carbono-13) que no pudo formarse en la Tierra.

Según señalan Martins y su equipo en un artículo publicado hoy en la revista Earth and Planetary Science Letters, se trata de la primera evidencia de que las materias primas de la vida podrían haber llegado a nuestro planeta procedentes del espacio exterior hace 4.500 millones de años. "Creemos que el germen de la vida pudieron ser bases nitrogenadas o nucleobases de fragmentos de meteorito que cayeron en el planeta, y que posteriormente sufrieron modificaciones genéticas", ha asegurado la investigadora. Además, si estas moléculas se diseminaban a través de los meteoritos, “los componentes básicos de la vida podrían haber sido esparcidos por todo el cosmos”, añade Mark Sephton, coautor del estudio.

Comunicación y categorización

Los gestos de la cara regulan los sentidos
lunes, 16 de junio de 2008
¿Por qué cuando algo nos da miedo abrimos los ojos y la boca y dilatamos las alas de la nariz? Según un estudio de la Universidad de Toronto, estos gestos faciales son universales y cumplen una importante función: agudizar nuestros sentidos.

En un artículo publicado hoy en la revista Nature Neuroscience, el investigador canadiense Joshua Susskind explica que, cuando sentimos miedo, los movimientos de nuestro rostro nos permiten ampliar el campo de visión y mover los ojos más rápido, así como detectar objetos alejados que no apreciaríamos en una situación normal. Además, Susskind ha demostrado que los gestos de terror y de sorpresa aumentan el volumen de aire que inspiramos gracias a un ensanchamiento de los conductos nasales.

Por el contrario, cuando la persona detecta algo que considera repugnante, los ojos se cierran, la boca se contrae en una mueca y se reduce el volumen nasal, todo ello con el fin de reducir la percepción desagradable que tenemos del mundo exterior. En otras palabras, nuestra “cara de miedo” aumenta la cantidad información que reciben nuestros sentidos, mientras que la respuesta facial al asco la disminuye. Y esos gestos, según ha comprobado Susskind, son universales.

Los resultados del nuevo estudio apoyan la hipótesis de Charles Darwin, quien sugería que los gestos no son configuraciones arbitrarias para la comunicación social, sino que se originaron para regular la relación entre los sentidos y el mundo físico.