"Es revelador que las tres áreas que los macacos líderes tienen más desarrolladas sean aquellas involucradas en cuestiones como la negociación", explica la doctora Mary Ann Noonan, directora del estudio.
La trascendencia de este descubrimiento reside en que apunta a la posibilidad de que el rol dominante en el mundo animal (al menos en lo que se refiere a los primates) no depende únicamente del tamaño físico del individuo y en lo amenazador que pueda resultar a los demás. "Es probable que sean ambas cuestiones las que influyan en el liderazgo de los primates, su fuerza física y su disposición cerebral para dominar al resto", explica Noonan. "Igual que sus cuepros y sus músculos han evolucionado para daptarse a ese rol, sus cerebros también lo han hecho".
Pero, ¿son extrapolables estas conslusiones al ser humano? "Hay que comprobarlo, pero en principio es factible que sea así", asegura la experta. "Poseemos las mismas áreas cerebrales que los macacos, involucradas además en funciones idénticas".