miércoles, 19 de noviembre de 2008

Aprendizaje y experiencia

Lunes, 17 de Noviembre de 2008 10:59
Un grupo de investigadores ha encontrado que los bebés que tuvieron la oportunidad de utilizar un bastón de plástico para obtener un juguete fuera de su alcance fueron más capaces de comprender el objetivo de la utilización por otra persona de una herramienta similar, que los bebés que previamente sólo habían visto a un adulto utilizar un bastón para obtener un juguete.


"Hacer cosas en el entorno es una forma en la que los bebés aprenden sobre el mundo, y sólo recientemente se han realizado estudios que muestran que la experiencia práctica activa es una vía de aprendizaje más efectiva que la observación. Este estudio indica que hay un beneficio en las experiencias prácticas reales en el desarrollo humano temprano", explica Jessica Sommerville, profesora de psicología de la Universidad de Washington y autora principal del estudio.

En un estudio anterior, Sommerville mostró que los niños de 10 meses de edad raramente utilizan una herramienta como un bastón de forma espontánea. Para ver si el entrenamiento práctico activo proporcionaba una mejor comprensión del objetivo de una persona al utilizar una herramienta, los investigadores de la Universidad de Washington dividieron en tres grupos a 51 bebés - 26 varones y 25 hembras - para el nuevo estudio.

Los que estaban en un primer grupo, el grupo de entrenamiento, tuvieron la oportunidad, que podían aprovechar o no, de utilizar un bastón para acercar hacia ellos sobre una mesa un juguete de goma, como por ejemplo un pato amarillo o un hipopótamo púrpura. Entonces entrenaron a los bebés en cómo utilizar un bastón para recuperar un juguete. Finalmente, se les dio dos oportunidades para ver si podían arrastrar el juguete hacia ellos por sí solos.

Un segundo grupo de bebés, el grupo de observación, pasó por el mismo procedimiento con una diferencia importante. En lugar de utilizar las herramientas, los bebés observaron a un adulto que imitaba a los bebés del primer grupo que aprendían a utilizar el bastón para obtener un juguete.

Finalmente los bebés en estos dos grupos, así como los del tercer grupo, o grupo de referencia, observaron individualmente cómo en distintas situaciones y con diversas variantes una persona adulta trataba de acercar hacia ella un juguete valiéndose de un bastón.

El grado de atención exhibido por el grupo entrenado indica que estas criaturas, a diferencia de las de los otros grupos, comprendieron bien que la persona adulta estaba usando el bastón como una herramienta. Quienes mejor lo entendieron fueron quienes mejor aprendieron a manejar el bastón para acercar juguetes.

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Cumputación Cuántica

19 de Noviembre de 2008.

Se ha logrado otro paso hacia la computación cuántica, considerada el Santo Grial del procesamiento y almacenamiento de datos. Un equipo internacional de científicos que incluye a investigadores del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley (el Berkeley Lab) ha logrado con éxito almacenar información y recuperarla utilizando el núcleo de un átomo.

El equipo hizo un experimento en el que cristales de silicio excepcionalmente puros e isotópicamente controlados fueron dopados de manera muy precisa con átomos de fósforo. La información cuántica se procesó en los electrones del fósforo, siendo transferida al núcleo y luego transferida de nuevo a los electrones. Ésta es la primera demostración de que un solo núcleo atómico ya puede servir como memoria en la computación cuántica.

John Morton de la Universidad de Oxford es el autor principal del trabajo. Otros autores son Thomas Schenkel, Eugene Haller y Joel Ager del Laboratorio de Berkeley, Richard Brown, Brendon Lovett y Arzhang Ardavan de la Universidad de Oxford, y Alexei Tyryshkin, Shyam Shankar y Stephen Lyon, de la Universidad de Princeton.

Una computadora cuántica podría realizar ciertas tareas matemáticas muchos miles de millones de veces más rápido que las supercomputadoras actuales más potentes. Más allá de esto, la computación cuántica debería hacer posible realizar cálculos que no pueden ser abordados con la tecnología de la computación "clásica". El secreto de la extraordinaria capacidad de la computación cuántica radica en las propiedades raras y aparentemente "mágicas", pero reales y demostrables, de la mecánica cuántica.



En la computación clásica se procesa y almacena la información con arreglo a la carga del electrón, y dicha carga se representa con un dígito binario o "bit". Cada bit lleva un valor de 0 (sin carga) ó 1 (con carga). La computación cuántica utiliza una propiedad cuántica intrínseca denominada "espín", consistente en que ciertas partículas pueden actuar como si fueran un diminuto imán en forma de barra. Al espín se le asigna un estado direccional, que puede ser "Hacia Arriba" o "Hacia Abajo", lo que permite usarlo para codificar los datos en ceros y unos. Sin embargo, a diferencia de la computación clásica en la que la carga está o no presente, el espín puede ser Hacia Arriba o Hacia Abajo, o ambos simultáneamente, gracias a un efecto conocido como superposición cuántica.

La superposición expande exponencialmente las capacidades del almacenamiento de un dato en el bit cuántico o "qubit". Considerando que un byte de datos clásico puede representar sólo una de las ocho posibles combinaciones de ceros y unos, un equivalente cuántico (a veces denominado qubyte) puede representar las ocho combinaciones simultáneamente. Además, gracias a otra propiedad cuántica, conocida como entrelazamiento cuántico, pueden realizarse de manera simultánea operaciones con las ocho combinaciones.

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