jueves, 19 de enero de 2012

Influencia de la felicidad de la madre en los hijos

Niños influye la felicidad de mamá. Los vínculos que tienen una madre sobre los hijos van más allá de lo que pensábamos. Un estudio realizado en Gran Bretaña revela que   el grado, el grado de felicidad de las madres es más importante para los niños que la del padre.

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Los niños son pequeñas esponjas, se dan cuenta enseguida de los estados anímicos de las personas que les rodean sobre todo los padres. En el estudio se revela la asociación entre mayor satisfacción ante la vida de los niños y la felicidad de sus padres, sobre todo de la madre. Los niños que tienen mamás más felices están más satisfechos de la vida.

El estudio

  • La investigación examino las relaciones entre parejas casadas o en unión libre y las relaciones entre padres e hijos. El profesor John Ermisch, la Dra Maria Icuvou y el Dr….(inclinación) del Instituto de Investigación Social y económica.
  • Se realizó en 40.000 y hogares del Reino Unido durante muchos años, los  niños y jóvenes tenía entre 10-15 años. Se les pedía responder sobre su grado de felicidad o satisfacción ante sus vidas.
  • El estudio se basó en una muestra de 6.441 mujeres adolescentes, 5384 varones adolescentes.
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Los resultados

  • En general el 60% de los adolescentes de la muestra decía estar “completamente satisfecho” con su situación
  • Sin embargo por porcentajes, los adolescentes que tenía una madre que consideraban más feliz o satisfecha con su vida tenían un 73% de mayor satisfacción de la vida frente al 55% de los que tenían una  madre que se consideraba infeliz.
  • En los resultados se revela que los niños más felices son los que viven con sus dos padres, sea biológico o la actual pareja de la madre o padre. Sin hermanos menores, que suelen cenar en familia al menos 3 veces en semana y cuya madre es feliz en su propia relación.
La Dra María Iacovou
En un momento en que existe una preocupación generalizada sobre la juventud, encontramos que las relaciones familiares y la felicidad de los padres son clave para la felicidad de los hijos.  Contrariamente a la creencia popular de que los niños solo quieren pasar el tiempo jugando a videojuegos o viendo la televisión se observó que eran más felices cuando interactuaban con padres y hermanos.
La investigación también reveló que tener hermanos mayores no influye en la correlación de felicidad de los niños, pero tener hermanos menores si está vinculado a  mayores niveles de insatisfacción en el hogar.
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Las relaciones con los padres son incluso más importantes que las relaciones con los hermanos, el grado de felicidad o satisfacción de la madre influye sobre todo en el grado de satisfacción de los hijos.
Solo un 28% de los niños que se pelean más de una vez por semana con sus padres, no hablaba de sus cosas se definía como feliz con su familia.
Esta investigación revela los distintos factores que interaccionan en la vida del niño y puede influirle desde pequeño, entender todos estos factores es importante para el bienestar de los niños.

Emociones y aprendizaje

Emociones y aprendizaje, a la hora de aprender no solo nos influye la lógica también lo hacen nuestras emociones.

El estado de ánimo influye en el aprendizaje

El estudio  muestra con mayor detalle como las emociones y el aprendizaje interactúan.
No es raro que tareas que te gustan hacia las que tienes una predisposición positiva te cuesten menos aprender,como tampoco que en un estado de ansiedad nos cuesta más aprender ciertas cosas.
  • ¿Sabias que emociones como el miedo pueden hacernos percibir o fijarnos  mejor en estímulos visuales? Mientras que ver video clips donde te sientes a gusto aumentan nuestro rendimiento en tareas matemáticas o de memoria verbal.
  • Nuestros estados de ánimo ayudan a regular las tareas específicas realizadas con la corteza prefrontal, la parte del cerebro que se encarga del razonamiento y la inteligencia.
Richard Restak, MD psiquiatra y profesor de neurología en la Universidad George Washington comenta:
El cerebro está organizado para procesar las emociones junto con la lógica.
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En el experimento

Se presentan temas agradable, neutros o video clips que inducen a la ansiedad. Luego se plantea a los voluntarios realizar tareas cognitivas, mientras su actividad cerebral es controlada por resonancia magnética. Los resultados mostraron:
  • Los emociones alegres  y de disfrute mejoran la actividad de la corteza prefrontal izquierda, mientras que las emociones negativas como miedo o ansiedad mejoran las tareas procesadas por la corteza prefrontal derecha.
  • Este es el primer estudio que  muestra que las regiones específicas del cerebro median las interacciones entre los estados emocionales y la cognición, comenta Todd Braver, Ph D, profesor de psicología de WU. No se trata simplemente de que la cognición secuestra las emociones, sino que las emociones pueden mejorar o interferir en el  aprendizaje
  • Según Jeremy Gray Ph.D, para entender como una emoción influye de forma particular en el rendimiento hay que tener en cuenta el tipo de tareas que realizamos, nuestros resultados señalan que el cerebro las tienen en cuenta.
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  • Sentimientos de ansiedad o miedo aumentan el rendimiento visual. Sujetos que han estado viendo un video clip de una película de terror lograron un 25% de mejoría en las pruebas de reconocimiento facial (tareas que se regulan por el hemisferio derecho).
  • Sin embargo cuando se veían comedias o video clips agradables aumentaba en un 25% el rendimiento verbal.
Richard Restak, MD
  • A pesar de que las emociones pueden aumentar distintos tipos de aprendizaje, por higiene mental es mejor mantener nuestras emociones bajo control  o no hacerles mucho caso. Si solo trabajáramos, o estudiamos cuando nos apetece seguramente lo haríamos menos. Las emociones son importantes pero no deben distraerte de tus objetivos.

miércoles, 18 de enero de 2012

Transmisión del pensamiento, telepatía, percepción extrasensorial, memoria global. ¿Hasta dónde podría llegar el ser humano con tecnología?


Kevin Warwick muestra la marca de una pequeña cicatriz que le dejó la implantación quirúrgica de un chip que se puso en la parte interna de la muñeca hace nueve años. El dispositivo tenía 100 electrodos, forma rectangular y el tamaño de una hormiga. Desde entonces, a Warwick, de 57 años, profesor de Cibernética de la Universidad de Reading en Inglaterra, se le conoce como Doctor Cyborg. Sus investigaciones para alcanzar la fusión perfecta entre biología y tecnología, entre seres humanos y máquinas, lo llevaron, en 2002, a conectar su sistema nervioso a un ordenador. Desde la Universidad de Columbia en Nueva York, a través de Internet, pudo mover una mano electrónica que estaba en la Universidad de Reading, al otro lado del Atlántico. Las señales neuronales de su cerebro habían viajado a través de la Red de manera instantánea, como si fuera un e-mail o un mensaje vía chat. "Esto demostró que alguien con la mano amputada podría tener una mano artificial controlada por su cerebro, pero no tendría por qué estar necesariamente unida a su cuerpo, sino que podría estar en cualquier parte", explicó Warwick entonces. "Esto quiere decir que en el futuro nuestro cuerpo podría llegar a ser tan grande como la Red. Nuestro sistema nervioso e Internet llegarían a ser uno solo".
Warwick habla de manera pausada y en su laboratorio tiene más de un robot moviéndose como si tuviera vida propia. Entre sus experimentos está el de utilizar las células cerebrales de una rata para que los pequeños robots tomen decisiones propias. Poco tiempo después de conseguir que la mano artificial respondiera a sus impulsos nerviosos, Warwick convenció a su mujer para que se implantara un dispositivo en la muñeca. La idea parecía ser osada y quizá algo romántica: lograr que la pareja se comunicara sin necesidad de palabras. Las señales neuronales de Irene se enviaron a la Red y el resultado fue asombroso: cada vez que ella abría y cerraba la mano, Kevin recibía pulsaciones en el cerebro. "La comunicación entre los cerebros humanos sin necesidad del habla es inminente", asegura.
Según Warwick, el modo en que nos comunicamos los humanos resulta "patético". Para el investigador, el problema radica en los canales, a los que él llama interfaces, "que tienen un grave problema a la hora de conectarse con el cerebro" y generan "atascos". "Contamos con señales complejas en nuestro cerebro, pero seguimos presionando para convertirlas en esta forma mecánica de formar palabras que es un mensaje trivial codificado que no tiene relación alguna con lo que estamos pensando. Incluso, cuando has estado casado 50 años, tu mujer te dice: "¡Qué dices, qué estabas pensando!". Si pudiéramos enviar señales eléctricas de cerebro a cerebro, eso nos daría una nueva forma de comunicación en términos de color, gráficos, imágenes, ideas y conceptos".
¿Telepatía? "Dentro de poco concebiremos el habla como algo gutural", dice el investigador imitando sonidos arcaicos, "tal como vemos la comunicación de nuestros antepasados ahora. Ahora, lo que trato es de averiguar qué será lo siguiente. Con la inteligencia artificial sabemos que los ordenadores piensan más rápido que nosotros y que tienen mejor memoria. ¿Por qué no disfrutar de estas ventajas?".
Los detractores que apelan a la ética en sus investigaciones no han evitado las críticas. "No entiendo qué hay de malo en utilizar la tecnología en nuestro cuerpo, si vamos a ser capaces de extender nuestros sentidos y mejorar como personas. No tenemos nada que perder", dice Warwick, que cree firmemente en la conexión con las máquinas como un paso adelante en la evolución humana. "¿Por qué aceptar los límites del cerebro humano si podemos tener un cerebro mucho más poderoso constituido en parte por silicio?".
Paralelamente a la extensión pura de las habilidades humanas, las investigaciones de Warwick no han dejado de lado el aspecto terapéutico para buscar, por ejemplo, alguna alternativa al Parkinson. Según el investigador, la inteligencia artificial puede predecir, a partir de señales cerebrales, cuándo van a empezar a producirse los temblores típicos de la enfermedad y, segundos antes del temblor, podría enviarse una señal eléctrica para detenerlos. En el futuro, según él, cuando tengamos dolores de cabeza podríamos paliarlos con impulsos eléctricos en vez de tomar pastillas. Lo que faltaría saber es qué tipo de señales eléctricas mandar y adónde exactamente.
Otro de los cambios que tendrían que darse, según él, sería la superación de la tridimensionalidad con la que percibimos las cosas. "Me gustaría pensar en más de tres dimensiones, pero no puedo. Sin embargo, conectado a un ordenador, sí podría". "Los humanos solo percibimos el 5% de lo que ocurre a nuestro alrededor. La percepción del mundo está muy limitada".
¿Y la memoria? La "memoria global", como la llama Warwick, no sería otra cosa que el almacenamiento de nuestros recuerdos en una inmensa red, como ya ocurre con las llamadas clouds (nubes) que en Internet guardan la información sin la necesidad de un espacio físico. "No tendríamos que recordar nada, todo estaría ahí. Esa función de nuestro cerebro quedaría libre para hacer otras cosas. Seríamos más creativos".
En apariencia seremos iguales, "salvo por el detalle de tener implantados cinco o seis microchips dentro del cuerpo que nos proporcionarán puertos USB al mundo exterior para así estar todos conectados". Y termina: "Creo que tarde o temprano va a ocurrir. Los avances tecnológicos ya están aquí, al alcance de la mano; solo insisto en que deberíamos aprovecharlos".