viernes, 30 de mayo de 2008

Teoría de la mente

Vídeo de teoría de la mente:

jueves, 29 de mayo de 2008

El habla en los Neandertales ha sido reconstruida



Así hablaban los Neandertales


miércoles, 16 de abril de 2008

Después de un larguísimo silencio de 30.000 años, la voz de los Neandertales ha vuelto a sonar. El “milagro” ha sido posible gracias al trabajo del antropólogo Robert McCarthy, de la Universidad de Florida, que tras analizar minuciosamente los restos fósiles de tres neandertales hallados en Francia, ha logrado reconstruir el tracto vocal de estos primitivos homínidos y ha simulado sus voces con ayuda de un sintetizador y un ordenador. El resultado, que se puede escuchar en las páginas de la revista NewScientist, es un sonido mucho menos preciso que el del hombre moderno, con una pronunciación de las vocales más tosca. De momento, el "neandertal sintético" de McCarthy sólo pronuncia la letra E, aunque el investigador está dispuesto a conseguir que articule una frase completa.La investigación de McCarthy cobra especial sentido después de que hace unos meses un equipo de científicos demostrara que los Neandertales compartían cono nosotros un gen llamado FOXP2, esencial para el desarrollo del lenguaje.

El homo florensis

El Hombre de Flores caminaba de forma cómica


La reconstrucción del pie completo de uno de los Homo floresiensis que habitó la Isla de Flores hace 18.000 años ha permitido al antropólogo William Jungers concluir que el pie del Hobbit era extremadamente grande para su corta estatura. La reconstrucción del pie completo de uno de los Homo floresiensis que habitó la Isla de Flores hace 18.000 años ha permitido al antropólogo William Jungers llegar a la conclusión de que el pie del Hobbit era extremadamente grande para su corta estatura (aproximadamente 1 metro). “Sería como una niña calzando los zapatos de su madre”, bromea el investigador, que ha presentado su trabajo en la última reunión de la Asociación Americana de Antropólogos Físicos. Eso hacía que el pequeño humanoide caminara de forma similar a cómo lo haría un payaso. Además, parece que su peculiar anatomía le obligaba a desplazarse con cierta lentitud. “Nunca habría ganado la maratón”, asegura Junger.Su trabajo también demuestra que las proporciones de los dedos del Hombre de Flores eran similares a los de homínidos más primitivos como el Australopithecus, con el pulgar más corto que el resto. Sin embargo, la forma de los dedos sí recuerda mucho a la del hombre moderno.

Hominización

Hominización http://luisangelp.googlepages.com/nature.pdf

Evolución de los peces


Un equipo de científicos australianos ha encontrado los restos fosilizados de la madre vertebrada más antigua descubierta hasta el momento: un primitivo pez de 375 millones de años de la familia de los placodermos, que incluye un embrión y su correspondiente cordón umbilical. Los detalles se publican hoy en la revista Nature.El fósil, hallado en la región del Gogo, en el noreste de Australia, demuestra que las especies antiguas tenían un avanzado sistema reproductivo, comparable al de los tiburones actuales y las rayas, según asegura John Long, director de ciencias en el museo de Victoria de Melbourne. Aunque no es la primera vez que se encuentra el fósil de un embrión con un cordón umbilical, se trata del ejemplo más antiguo de una criatura dando a luz. Los placodermos, que son considerados "los dinosaurios del mar", dominaron los océanos y los lagos de la tierra durante 70 millones de años.

Plomo, daño cerebral y conducta criminal

Estudios vinculan el plomo con daño cerebral y conducta criminal
miércoles 28 de mayo de 2008 12:03 GYT


Por Maggie Fox
WASHINGTON (Reuters) -
Un equipo de científicos reveló que la exposición al plomo en la niñez o incluso desde la gestación en el útero materno puede causar daño cerebral permanente y provocar conductas criminales.
Dos estudios mostraron que las personas con altos niveles de plomo en la infancia crecían sin algunas células cerebrales y eran mucho más propensos a ser arrestados por crímenes, especialmente violentos.
El efecto es tan fuerte que representaría a un alto porcentaje de los crímenes en las zonas urbanas, donde las casas suelen tener pinturas con plomo, dijo Kim Dietrich, de la University of Cincinnati en Ohio, quien dirigió una de las investigaciones publicadas en la revista PLoS Medicine.
"Hay algunos datos que sugieren que en realidad en las últimas décadas el plomo corre en paralelo a las tendencias criminales," señaló Dietrich en una entrevista telefónica.
El equipo de Dietrich analizó a mujeres embarazadas que vivían en vecindarios de Cincinnati que presentaban pintura con plomo en las casas, entre 1979 y 1984. Los expertos evaluaron a las mujeres y a sus hijos desde el nacimiento y siguieron a los niños mientras crecían.
El grupo de científicos relacionó los datos de los niveles de plomo en sangre de 250 chicos con los registros de arrestos por crímenes.
Aquellos con mayores niveles de plomo antes del nacimiento y durante la niñez temprana tenían tasas más altas de detenciones que los participantes con menores cantidades de plomo en sangre.
Alrededor de un 55 por ciento de los chicos presentaban al menos un arresto, de los cuales el 28 por ciento incluía drogas y el 27 por ciento violaciones graves a automotores.
"Los niños de menores ingresos y de zonas urbanas siguen siendo particularmente vulnerables a la exposición al plomo," dijo Dietrich.
"Pese a que se realizaron grandes esfuerzos para reducir la exposición al plomo, nuestros hallazgos envían un mensaje claro de que el descenso de la exposición infantil sería una forma importante y disponible de disminuir el crimen violento," añadió.
MENOS CELULAS CEREBRALES
La doctora Kim Cecil, del Centro Médico del Hospital de Niños de Cincinnati, tomó imágenes por resonancia magnética (IRM) de los cerebros de sus voluntarios.
Su equipo halló que más del 1 por ciento del total de materia gris del cerebro no estaba.
"Las regiones más afectadas eran la materia gris frontal, especialmente la corteza cingular anterior," escribió el equipo de Cecil en un segundo estudio. Esta zona del cerebro es responsable de la regulación del humor y de la toma de decisiones.
Los hombres se veían mucho más afectados que la mujeres.
"Nuestros hallazgos también sugieren que este cambio estructural es permanente," destacaron.
Las consecuencias son profundas, dijo Dietrich. "Generalmente los efectos de la exposición al plomo son irreversibles," añadió el experto.
La pintura con plomo es la mayor fuente de envenenamiento, explicó el investigador, aunque recientemente se conocieron datos de contaminación con plomo en el agua, en juguetes importados y en medicamentos falsificados.
Las madres de los niños habrían tenido plomo en sus cuerpos desde su propia infancia y la exposición de sus bebés se produciría desde la gestación en el útero, indicó Dietrich. "Muchos otros además crecieron en esos vecindarios" con casas con pintura en base a plomo, agregó el investigador.
(Editada en español por Ana Laura Mitidieri)

miércoles, 28 de mayo de 2008

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Vídeo: Cerebro y evolución 2
vídeo de la evolución del cerebro
Vídeo de nueronas espejo en humanos
vídeo sobre neuronas espejo
vídeo de ciencias cognitivas y aprendizaje
vídeo de aprendizaje y memoria
vídeo del cerebro

Lucy


Dos recientes hallazgos amplían nuestros conocimientos sobre cómo nos pusimos en pie El estudio de la bipedestación es una de las grandes líneas de trabajo de la paleoantropología. Dos recientes hallazgos permitirán, según sus autores, dar importantes aportaciones para conocer cómo fue ese largo proceso que nos permite ver el mundo desde una cierta altura. Esos fósiles tan prometedores están datados en torno a los cuatro millones de años, el límite a partir del cual se abre una gran zona oscura del estudio de nuestro pasado más remoto por la escasez de restos materiales. Oviedo, Andrés MONTES El sencillo movimiento de ponerse en pie tiene tras de sí al menos cinco millones de años de evolución. Es un proceso muy anterior a la aparición del género humano, una presencia que data de unos dos millones y medio de años. El bipedismo, mantenernos sobre dos pies, constituye una de las singularidades cruciales de nuestra especie, junto con el tamaño del cerebro y el buen partido que, pese a tantos dislates, le sacamos. El principio fue poner cabeza erguida y lo más lejos posible del suelo. Ahí empezó la larga carrera humana. Richard Leakey, una de las principales figuras de la paleoantropología mundial y miembro de una saga familiar en la que todos sus miembros han hecho méritos para estar en los libros, asegura que «el primer humano fue un simio bípedo». Leakey, en un estudio que firma junto a Roger Lewin, considera que «el árbol humano arraigó hace 7,5 millones de años, pero no hay evidencia fósil entre ese momento y hace cuatro millones de años». Conviene aclarar que cuando hablan de «árbol humano» aluden a nuestros probables ancestros más remotos, no a la aparición de nuestro género como tal. Desde que ambos escribieron esas palabras hace ya una década, hubo hallazgos tan relevantes como controvertidos. Es el caso de «Toumaï», el que quizá fue el primer homínido, localizado en 2001 y con una datación entre los seis y los siete millones de años. Son aportaciones, discusiones al margen, trascendentes por su excepcionalidad y por lo que pueden contribuir a llenar ese amplio período de sombra en el estudio de nuestra evolución. Lo que se puede afirmar es que levantarnos sobre dos pies no fue un acontecimiento repentino ni la bendición para una especie elegida. Salvador Moyá, uno de los «padres» de «Pau», un antropoide de hace trece millones de años hallado en Cataluña y que se supone es el último antepasado común entre los humanos y los grandes monos, considera que «el bipedismo ha evolucionado más de una vez en los primates y plantea la duda de si no ha podido pasar lo mismo en el seno de los homínidos». Queda claro, a efectos de relacionar nuestras dos principales marcas biológicas de identidad, que, en palabras de Moyá, «el bipedismo precedió a cualquier modificación del tamaño cerebral y, por supuesto, a cualquier manifestación cultural». Que una cosa haya ocurrido antes no significa que sea causa de la otra y, para evitar confusiones, hay que decir que no existe un nexo causal entre el andar erguido y el desarrollo de nuestro cerebro. Para Moyá, «los australopitecos son la prueba de que no existe una relación directa entre el tamaño del cerebro y el bipedismo, ya que este último precedió en más de un millón de años a cualquier modificación relevante del cerebro». Sin embargo, de no habernos puesto en pie no seríamos hoy lo que somos. «El bipedismo fue un requisito previo para la evolución de un ser de gran cerebro: esta postura permitía un adecuado equilibrio de la pesada cabeza y dejaba las manos libres para la fabricación de instrumentos», concluye el investigador catalán. Cambio de entorno En ese proceso de ponerse en pie, hay primero, hace unos siete millones de años, un cambio de entorno: la aparición de la sabana y el retroceso de los grandes bosques en toda la zona oriental del valle del Rift. La reducción de la vida arborícola y la posibilidad de explotar nuevos nichos alimenticios con la liberación progresiva de la mano, que al dejar de tener funciones locomotoras se refina y adquiere nuevas potencialidades, abrían el camino del éxito evolutivo a aquellos homínidos que comenzaban a adoptar la postura erguida. Éste sería, muy en síntesis, el proceso seguido. El principal defensor de la hipótesis de que una gran alteración ecológica, como consecuencia del hundimiento del Rift, propició el desarrollo de la bipedestación es el paleoantropólogo francés Yves Coppens, «padre», junto con Donald Johanson y Maurice Taieb, de una de las criaturas que más nos ha enseñado sobre nuestro particular alzamiento. El hallazgo de «Lucy», para la que se acuñaría la especie de Australopithecus afarensis, hace más de treinta fue un acontecimiento. Leakey fija su importancia al señalar que «hasta que apareció el esqueleto de "Lucy" los antropólogos no tenían pruebas tangibles de bipedismo en una especie humana que tuviera más de dos millones de años de antigüedad. Los huesos de la pelvis, las piernas y los pies de "Lucy" resultaron pistas vitales». «Lucy» fue «la prehumana más hermosa de las sabanas del Afar etíope, que acababa de cumplir una veintena hace tres millones de años cuando falleció trágicamente ahogada en el lago de Hadar», según la retrata Coppens en el prólogo a su último libro, «La rodilla de "Lucy"», recién aparecido en España. Con poco más de un metro de altura y en torno a los veinte kilos de peso y un cerebro pequeño, «Lucy» adquirió pronto cierto aire de icono sobre nuestros orígenes. Sabemos que se mantenía erguida, aunque no podía permanecer mucho tiempo inmóvil en esa postura por ciertas peculiaridades de su constitución, y su locomoción era bípeda pero desequilibrada, lo que la obligaría a andar al trote para recuperar con rapidez cierta estabilidad, según establece Yves Coppens. El fémur de «Lucy» es «la bisagra de oro (y de hueso) entre el bípedo y el arborícola», apunta su padre científico, para quien su estructura ósea viene a demostrar que no surgió «de una vez por todas, un buen día, un único bipedismo del que nosotros somos los herederos, sino que este tipo de locomoción se había presentado varias veces... y cada uno de esos bipedismos había vivido su propia historia». Para Coppens, la que ha sido su objeto de estudio durante más de un cuarto de siglo hace evidente la evolución del ser humano a partir de los primates. Hoy «Lucy» ha quedado desplazada de nuestro linaje directo en favor de un primo hermano suyo, el Australopithecus anamensis. El propio Coppens reconoce que el anamensis «es quizá la respuesta correcta a la investigación de cuál es el australopiteco que dio lugar realmente al género Homo». Pese a ello, «en lo que encierra su símbolo, "Lucy" sigue siendo incontestablemente ese ancestro de la humanidad que hemos creído». «Lucy» conserva, sin embargo, todavía su estatuto de hito de la paleoantropología, tanto por el número de fragmentos disponibles para la reconstrucción de su esqueleto -más de medio centenar de piezas, algo inusual en especímenes de tanta antigüedad- como por el hecho de poner la marca temporal muy atrás, en los 3.180.000 años que ofrece la última datación. Dos hallazgos Ahora dos hallazgos, anunciados con apenas tres días de diferencia, amenazan con desbancarla de esa posición. El primero de ellos es un vecino suyo, localizado a 60 kilómetros de donde en 1974 apareció ella, en las colinas de Afar, en Etiopía. Bruce Latimer, especialista del Museo de Historia Natural de Cleveland, Ohio, responsable del hallazgo junto al etíope Yohannes Haile-Selassie, asegura haber encontrado allí «el bípedo más antiguo del mundo», con una datación de cuatro millones de años. Latimer pronostica que ese fósil «revolucionará la manera en que entendemos la evolución humana» y apunta dos detalles. Su espécimen «tiene piernas más largas que "Lucy" y es más antiguo que ella, lo cual es extraño», al tiempo que señala que «con sólo observar la forma del tobillo podemos asegurar que era bípedo». Haile-Selassie, por su parte, muestra su confianza en que «los nuevos descubrimientos permitan completar la brecha sobre el período de la evolución anterior a "Lucy"». Quizás por el anuncio de este hallazgo, y por efecto de la competencia que puede ser determinante en el devenir de la ciencia, apenas tres días después, en Viena, un equipo de antropólogos dio a conocer la existencia de un fémur -pieza capital en este tipo de investigaciones- también localizado en Etiopía y con una antigüedad que oscila entre los 3,75 y los 4,5 millones de años. Horst Seidler, el jefe del equipo responsable del descubrimiento, considera que ese fémur perteneció con toda probabilidad a un australopiteco que andaba erguido y se encontraba en una fase de transición entre la marcha a cuatro patas y la bípeda. «Lo probable es que anduvieran sobre dos pies, pero todavía estaban muy capacitados para escalar árboles», afirma Seidler, quien cuestiona la importancia de una alteración ecológica de gran magnitud y la propagación de la sabana como origen de la bipedestación y se inclina más por pensar que fue la liberación de las manos y sus consiguientes ventaja evolutiva lo que propició este cambio.

Neurociencias

Cerebro masculino, cerebro femenino

Si no los hubiéramos coloreado, ¿serías capaz de distinguir cuálde estos cerebros es de hombre o de mujer? Para hacerlo, los científicos usan FACTORES BIOLÓGICOS. Pero no siempre aciertan.
No, no, gira a la derecha, ¡la OTRA derecha!” ¿Con qué tono (masculino o femenino) ha reproducido tu imaginación semejante frase? ¿en qué situación? Si el sistema de vigilancia para garantizar la corrección política de tu pensamiento se ha puesto en marcha, puede que la sinceridad no haya triunfado. Al fin y al cabo, las preguntas apuntan a un tema espinoso: en qué medida nuestras actitudes y capacidades quedaron decididas cuando la fecundación sacó la carta cromosómica X o Y, y pueden relacionarse, sin más, con el sexo biológico de cada individuo.
Desde el punto de vista físico, las características que en la mayoría de los casos nos permiten identificar a simple vista a qué grupo sexual pertenece una persona tienen su prolongación en ese intrigante órgano oculto bajo el cráneo. Y lógicamente se reflejan en el comportamiento, si bien en una proporción mínima respecto a las mayoritarias coincidencias que, como seres humanos, compartimos.
Pura fisiologíaUno de los puntos clave a la hora de desenmascarar esos estereotipos es hasta qué punto los contrastes se deben a las influencias ambientales y culturales. Colom asegura que “niños y niñas no vienen al mundo como si fuesen una página en blanco que espera ser escrita por las condiciones del entorno. Es posible que sean una página, pero parte de la historia está escrita”.
Hugo Liaño, profesor jefe de Neurología de la Clínica Universitaria Puerta de Hierro, de Madrid, insiste en dejarlo claro: “Existe un cerebro masculino, con características de las que suele tener el hombre, y un cerebro femenino”. Y explica que ambos se distinguen en dos planos diferentes: el de la orientación sexual y el que afecta a las capacidades cognitivas.
En el primero de ellos encontramos la presencia de los “genitales más íntimos”, en los que el tamaño no solo importa, sino que define el dimorfismo sexual: en el hipotálamo existen unos minúsculos grupos de células con una función determinada, llamados núcleos intersticiales del hipotálamo anterior (NIHA). Los que nos incumben ahora son el NIHA2 y el NIHA3, dos y tres veces, respectivamente, mayores en el hombre que en la mujer. “Las conductas de orientación sexual masculina y femenina se relacionan con estas características”, añade Liaño.
Por supuesto, la cuestión de la homosexualidad se abre camino de inmediato en este contexto, y pregunta por su propia identificación morfológica. Sin embargo, el profesor de Neurología confirma que la búsqueda de tal rasgo ha resultado infructuosa. A pesar de que en 1991 el neurocientífico canadiense Simon Levay anunció en la revista Science que el tamaño medio del NIHA3 era menor en los hombres homosexuales, sus métodos de investigación quedaron refutados tres años más tarde por una revisión de su trabajo hecha en el Centro Superior de Investigaciones Científicas español.
Cuestión de hormonasEl mecanismo de diferenciación sexual está propulsado por un baño de hormonas que empieza a cocerse ya en el útero materno. Entre las semanas novena y decimosexta de la gestación se sitúa el “período crítico”, la primera de las fases previstas por la naturaleza para reforzar esa decisión inicial sobre nuestra condición de hombres o mujeres, y cuyos capítulos de continuación tienen lugar en los meses siguientes al nacimiento y en la pubertad.
En dicho período, los testículos comienzan a producir testosterona y someten al feto masculino a una auténtica impregnación en esa hormona. Los fetos hembra, por su parte, reciben también su ración, producida esta vez por los ovarios, pero en cantidades mucho menores. Como consecuencia, quedan organizados los genitales, tanto internos como externos, así como las NIHA cerebrales con sus diferencias de tamaño, junto a la orientación sexual masculina o femenina, según manifiesta Hugo Liaño. El papel de esta exposición a la testosterona prenatal ha sido objeto de numerosos estudios en los últimos años. Entre los descubrimientos más curiosos que se han hecho se encuentra su relación con la diferencia de tamaño entre los dedos índice y anular (véase el recuadro de la página anterior), pero sobre todo se ha buscado su parte de responsabilidad en esa porción de divergencias de intereses y conducta en razón del sexo que puede adscribirse a la biología.
Tierna edadComo punto de partida se ha recurrido a la observación de niños, para buscar actitudes con la menor influencia posible del entorno. Quizá los más osados en su afán de buscar objetos de estudio lo más asépticos posible hayan sido los colaboradores del profesor de Psicología de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) Simon Baron-Cohen. Cámara en ristre, grabaron las reacciones de un buen número de bebés de 24 horas de vida ante un rostro humano y un móvil de juguete colgado sobre sus cunas.
Al analizar los vídeos apreciaron que las niñas tendían más a quedarse encandiladas con su semejante, mientras que los niños estrenaban su atención con el juguete. Asimismo, se ha comprobado que, si se les proporciona un coche para niños que puedan conducir, los chicos suelen lanzarse con él para embestir a sus compañeros, mientras que ellas se mantienen alejadas, con cuidado de no chocar con nadie.
En cuanto a la forma de relacionarse, las niñas suelen mirar más a los ojos a otras personas desde muy bebés, y ya con doce meses muestran su interés por intentar consolar a alguien con aspecto preocupado en su presencia. Una capacidad para captar sentimientos ajenos que, con siete años, las lleva a acertar en un porcentaje mucho más elevado que el de los niños qué persona conocida creen que ha podido hacer un comentario hiriente sobre alguien, lo cual apunta a una mayor predisposición para la empatía.
Cosas de la químicaAnte tales evidencias, lo que se ha buscado es su relación con el cóctel hormonal del período de organización sexual durante la gestación. Para ello se han llevado al laboratorio precisamente los síndromes que presentan anomalías en este sentido, y se ha descubierto que los niños con hipogonadismo HHI, con niveles muy bajos de testosterona debidos al reducido tamaño de sus testículos, obtienen peores resultados que la media masculina en las pruebas de sistematización espacial. Los nacidos con el síndrome de insensibilidad a los andrógenos, por su parte, puntúan incluso por debajo de la media femenina en dicho test, lo cual hace pensar que ellas necesitan al menos cierta cantidad de andrógenos para alcanzar su nivel correspondiente en esa habilidad.
El polo opuesto se encuentra en las niñas con niveles excepcionalmente altos de andrógenos debido a una patología llamada CAH (hiperplasia adrenal congénita): su orientación espacial supera con mucho lo habitual en chicas, y además, entre un montón de juguetes de todo tipo tienden a elegir los típicos de chicos, como armas y coches.
El proceso funciona también cuando la descompensación hormonal tiene una fuente externa: durante un tiempo se utilizó una hormona femenina sintética, el dietilstilbestrol, para tratar en el embarazo a las mujeres que ya habían sufrido varios abortos espontáneos. Sus hijos varones resultaron mucho más propensos de lo habitual a jugar con muñecas.
Para asegurar esta relación con las hormonas incluso en niños sanos, la investigadora canadiense Gina Grimshaw midió los niveles de hormonas sexuales en el líquido amniótico de varias embarazadas entre las 14 y las 20 semanas de gestación. Siete años después realizó un test de rotación espacial a esos niños y niñas, y verificó que los mejores resultados correspondían a aquellos/as que habían recibido más testosterona en el vientre materno.
En la variedad está el gustoPor tanto, uno de los factores biológicos en la organización de nuestro cerebro es la cantidad de hormonas a que hemos estado expuestos. Y dada la tremenda variabilidad de las dosis, el espectro de nuestras actitudes será igual de amplio. De hecho, Baron-Cohen, defiende que esos distintos niveles de testosterona dan lugar a dos formas de organización cerebral que no dependen al cien por cien del sexo biológico, una diferencia que le ha servido de base para sus estudios sobre el autismo (recuadro de la página anterior). Así, hay personas con un cerebro sistematizador (tendente a buscar las reglas que rigen un sistema), otras con un cerebro empático (con mayor facilidad para detectar emociones y establecer relaciones en base a ellas) y otras con un cerebro equilibrado, mitad y mitad.
Si bien considera que el cerebro masculino está más predispuesto al primer tipo y el femenino al segundo, un estudio de la Universidad de Cambridge concluyó que un 17% de los hombres tiene un cerebro empático, un 17% de las mujeres uno sistematizador y una gran proporción del resto un cerebro equilibrado. Si te apetece saber en qué punto del espectro perfilado por Baron-Cohen te encuentras, en la página 100 puedes realizar los tests de este investigador. Y recuerda que no se trata de un diagnóstico sobre tu capacidad intelectual, sino de cómo te sitúas ante el mundo que te rodea.
Encuentra las 20 diferencias
Somos igual de listos, pero cada sexo TIENE VENTAJAS demostradas. Son estas...
En un estudio publicado en 2005 por Paul Irwing y Richard Lynn, de la Universidad de Manchester, si bien no apreciaron ninguna diferencia en cociente intelectual en los distintos sexos hasta los 14 años, a partir de esa edad los hombres superaban a las mujeres como media en 3,8 puntos. Sin embargo, la mayoría de los científicos discute este informe y asegura que esta distancia se debe a factores culturales; de hecho, en China los chicos llevaban 5 puntos a las chicas, mientras que en EEUU solo 2,2. Ya nadie se atreve a decir seriamente que uno de los dos sexos es más inteligente que el otro, salvo en los chistes que corren por internet. Sin embargo, lo que sí han demostrado especialistas en distintas áreas del comportamiento es que hay habilidades en que las mujeres puntúan más que los hombres, y viceversa. Estas son las 20 diferencias entre los sexos científicamente demostradas.
1 DESCUBRIR UN OBJETO PUESTO AL REVÉS EN UNA LIBRERÍAAunque parezca una tarea femenina, la exacta colocación de los objetos es asunto masculino, porque en cualquier prueba de rotación espacial es fácil que los hombres saquen ventaja. Este es el test PMA de Relaciones Espaciales, y los individuos deben señalar cuáles de las figuras son iguales que la que se muestra con fondo de color, aunque estén colocadas de distinta forma. En este caso, la solución es: B, D y E. Según algunos antropólogos, la superioridad del hombre proviene de su pasado como constructor de herramientas, necesariamente simétricas.
2 IDENTIFICAR EL OLOR DE UNA COLONIA O UN SABOR PICANTE.Excepto en la percepción visual, donde hay dudas, las mujeres tienen, digamos, los sentidos más despiertos que los hombres. Según el neurólogo W. Velle, identifican mejor los cuatro sabores básicos: dulce, ácido, salado y amargo, y muestran mayor sensibilidad a la mayoría de los olores, sobre todo al almizclado. Esta sensibilidad varía mucho con los cambios hormonales.
3 RECORDAR LA FECHA DE LA MUERTE DE UN SER QUERIDO.Da igual si es el aniversario de una boda o si es el de un divorcio; ellas tiene el cerebro más preparado para retener y relacionar las emociones. Los experimentos son de la psicóloga estadounidense Turhan Canli, quien en 2002 mostró a hombres y mujeres imágenes emotivas, como gente llorando o muertos de una guerra. El cerebro femenino se activaba con mucha mayor facilidad que el masculino a la vista de estas fotografías. Veinte días más tarde volvió a mostrarlas, y las mujeres las recordaban mucho mejor que los hombres. Así, desde ahora ya existe una razón neurológica para explicar los chistes en los que ellos siempre olvidan el día del aniversario.
4 AVERIGUAR EN QUÉ ÁNGULO ESTÁ GIRADA UNA FIGURA.Si en la imaginación espacial los hombres superan a las mujeres, la diferencia es aún mayor cuando se trata de un objeto tridimensional. ¿Para qué sirve esta habilidad? Puede que haya sido una ventaja útil en el pasado para la caza.
5 PONERSE NERVIOSOS CUANDO SE LES PRESIONA.Los hombres son más sensibles al estrés que las mujeres, porque los estrógenos les ayudan a ellas a soportar mejor la tensión. En todo caso, las diferencias disminuyen con la llegada de la menopausia; entonces, si hay que decidir algo, vale más que lo haga él.
6 DESCRIBIR LOS COLORES DE UNA BANDERA.Hasta los 12 años, en cualquier descripción verbal llevan ventaja las niñas. En los adultos, hay matices. Si este test de Woodworth y Wells (a la derecha) se hace solo con formas geométricas abstractas, no hay demasiadas diferencias entre los sexos. Pero cuando se colorean, como se ve en la ilustración, ellas las describen mucho mejor.
7 ATRAPAR UNA PELOTA AL VUELO.No es que ellos jueguen más al futbol, ni que tengan como promedio mayor musculatura, ni que estén más acostumbrados al entrenamiento deportivo. Es que la rapidez de intercepción de un objeto es un privilegio del comportamiento masculino. Por ejemplo, hacer la rana con una piedra en el agua es un ejercicio realmente difícil para una mujer. Las psicólogas canadienses Doreen Kimura y Dianne Lunn investigaron esta habilidad en niños entre tres y cinco años, en los que apenas hay diferencias. Para que no hubiera ningún hándicap, se les pidió que probaran con un lanzamiento en el que nadie tuviera que subir el brazo: eran pelotas de velcro que había que tirar a una alfombra puesta en el suelo. Ganaron los niños por goleada.
8 AVERIGURAR CÓMO ESTÁ PLEGADO UN OBJETO.Este ejercicio, que se llama el test del papel doblado, requiere que el individuo tenga pericia a la hora de imaginar el resultado de juntar y separar partes de un todo. Se trata de averiguar cuál de las cuatro figuras corresponde al desplegable de la izquierda. La respuesta correcta es la A.
9 ENCONTRAR OBJETOS REVUELTOS EN UN CUARTO.Que conste que la ventaja femenina no tiene que ver con la atribución tradicional a las mujeres de las tareas del hogar, sino con su superior memoria de localización. Los tests que la miden los corroboró el psicólogo McBurney retándoles al juego del Memory (encontrar parejas ocultas). Ellas solían ganar.
10 ENTENDER UN ORGANIGRAMA.Es una destreza más masculina que femenina; la superioridad en la sistematización de datos está constatada. Lo curioso es que ellas tienen mejores notas en los estudios primarios relacionados con estas disciplinas, mientras que ellos ocupan más puestos de trabajo y estudio superior. ¿Por qué? Los psicólogos no se ponen de acuerdo.
11 HALLAR COSAS PERDIDAS.Este cuadro, inventado por Silverman y Eals, tiene dos propuestas. Partiendo del panel grande (A), se pide que los sujetos identifiquen qué objetos han cambiado de lugar en el panel B; en esto, las mujeres mostraron mayor capacidad. Pero si se parte del panel A y se les solicita que digan lo mismo del panel C, donde los objetos desplazados no ocupan ningun lugar antes vacío, no hay diferencia entre hombres y mujeres. Esto sugirió que la memoria de localización está organizada de distinta forma en cada sexo.
12 DETECTAR EL TAMAÑO DE UNA ESCULTURA.En la percepción visual, los hombres y las mujeres tienen diferencias algo confusas. Ellas les superan en campo visual, pero si se valora el tamaño mínimo de un objeto que alguien puede detectar (la llamada agudeza), ellos son superiores. Las mujeres son más susceptibles a las ilusiones ópticas y les duran más.
13 APRENDER EL LENGUAJE DE LOS SORDOS.Según los resultados del test de Ingram, las niñas reproducen con mayor precisión posturas de las manos que los niños. Pese a que la educación mecánica está inclinada hacia el lado masculino, las chicas son superiores en las tareas motrices finas. El Tablero de Clavijas de la Fundación Purdue, que se utiliza para seleccionar personal en trabajos de precisión manual, consiste en introducir clavos en pequeños agujeros a veces intercalando una arandela. Las mujeres vencen en destreza y velocidad.
14 PROTEGERSE CONTRA EL DOLOR.La sabiduría popular (o las abuelas) dice que los hombres son mucho más quejicas que las mujeres, pero eso no significa que les duela más. Según un informe del Instituto de Medicina de Estados Unidos titulado Exploring the biological contribution to human health, does sex matter? (Exploración de la contribución biológica a la salud humana, ¿importa el sexo?) y las investigaciones de la psicóloga Michaela Hau, la testosterona es de nuevo responsable de esta diferencia entre sexos, pues les protege a ellos del dolor. Sin embargo, la sensibilidad individual a las sensación dolorosa es muy variable, y también depende de la edad, además de la tipología genética.
15 BUSCAR EL TROZO QUE FALTA DE UN JARRÓN ROTO.Para algunos científicos es un aspecto más de la ventaja masculina en visualización espacial, pero en realidad se trata de una función algo distinta. La miden los tests llamados de desenmascaramiento, que consisten en buscar una figura oculta dentro de otra. También está relacionada con la habilidad para percibir lo que se encuentra en una posición horizontal, vertical u oblícua. En todas estas acciones, los hombres son más competentes que las mujeres.
16 RECORDAR DETALLES DE UN MAPA.Aunque ellos tienen mejor sentido de la orientación, ellas recuerdan de forma más vívida los detalles de una ruta.
17 DETECTAR QUE FALTA UN DATO PARA RESOLVER UN PROBLEMA.La capacida matemática de uno y otro sexo es de los parámetros que más tiempo lleva midiéndose. Lo han hecho los científicos Engelhard, Lummis y Campbell, quienes coinciden en que los hombres son más hábiles que las mujeres para el álgebra y más rápidos advirtiendo que falta un dato para resolver un problema.
18 DEFINIR LOS RASGOS DE CARÁCTER DE UNA PERSONA.En las descripciones, sean concretas o abstractas, las mujeres llevan las de ganar. Los hombres y las mujeres no muestran diferencias en vocabulario ni en inteligencia verbal, pero ellas sí son superiores deletreando y memorizando listas de palabras. Se debe a su inmediata conexión entre un objeto y su nombre, y a su superior memoria incidental, que es la que se ejerce sin intención.
19 CALCULAR CUÁNTO HAY QUE PAGAR AL MES EN UNA HIPOTECA.Si una pareja quiere comprarse un piso, más vale que vaya ella al banco a negociar la hipoteca, siempre que tengan los mismos conocimientos. Hará mejor las cuentas y utilizará su verborrea. Varios estudios han establecido esta superioridad de las féminas en el cálculo mental. Engelhard estudió las habilidades matemáticas de uno y otro sexo en Estados Unidos y Tailandia. Las ventajas en este sentido se dividen: los hombres son mejores en una parte de las matemáticas (el álgebra) y las mujeres en otro (el cálculo).
20 SALIR DE UN LABERINTO.En los experimentos del psicólogo Ward se sugería una diferencia entre los sexos a la hora de afrontar acciones como salir de un laberinto o volver sobre sus pasos en una ruta. En general, los hombres saben mejor qué direcciones tomar y cuándo cambiar de sentido. Otros psicólogos, Galea y Kimura, lo corroboran: ellos disponen, en general, de un mapa cognitivo mejor.

domingo, 25 de mayo de 2008

Genética y Evolución




James Shreeve


Los onge (izq.) de las islas Andaman portan los marcadores genéticos más antiguos hallados fuera de África, evidencia de que los humanos actuales (Homo sapiens se dirigieron al Este desde África hace unos 70 mil años. Al dispersarse por los continentes, surgieron nuevos rostros y nuevas razas.
El ADN nos permite trazar la ruta que siguieron los primeroshumanos desde África a todo el mundo.
Por James Shreeve
A TODOS NOS GUSTA ESCUCHAR UNA BUENA HISTORIA, y esta, cuando termine, será la más extraordinaria que haya sido contada. Comienza en África con un grupo de cazadores-recolectores, quizá una centena. Termina alrededor de 200 mil años después con sus 6 500 millones de descendientes diseminados alrededor del mundo, viviendo en paz o en guerra, creyendo en un millar de deidades diferentes o en ninguna, con los rostros iluminados por la luz de una fogata o de una pantalla de computadora.
La trama es una gran saga de supervivencia, movimiento, aislamiento y conquista, que en su mayor parte se desarrolla en el silencio de la prehistoria. ¿Quiénes eran estas primeras personas que vivieron en África? ¿Qué provocó que algunos de sus descendientes abandonaran su continente natal hace apenas 50 mil años y se expandieran en Eurasia? ¿Qué rutas siguieron? ¿Se mezclaron con miembros más antiguos de la familia humana en el camino? ¿Cuándo y cómo llegaron los primeros humanos a América?
En suma: ¿De dónde venimos? ¿Cómo llegamos a donde estamos hoy?
Durante décadas, las únicas pistas eran los escasos huesos y objetos desperdigados que nuestros ancestros dejaron tras de sí en sus viajes. Sin embargo, en los últimos 20 años, los científicos han encontrado un registro de las antiguas migraciones humanas en el ADN de la gente viva. “Cada gota de sangre humana contiene un libro de historia escrito en el idioma de nuestros genes”, dice Spencer Wells, genetista poblacional y explorador residente de National Geographic.
El código genético humano, o genoma, es 99.9% idéntico en todas las personas del mundo. Lo que resta es el ADN responsable de nuestras diferencias individuales —el color de los ojos o el riesgo de padecer ciertas enfermedades, por ejemplo—, así como otros segmentos que en apariencia no tienen función. De vez en cuando, durante el proceso evolutivo puede ocurrir una mutación aleatoria e inofensiva en uno de tales segmentos, y luego es heredada a todos los descendientes de esa persona. Generaciones después, descubrir esa misma mutación, o marcador, en el ADN de dos personas indica que comparten un mismo antepasado. Así, al comparar marcadores en muchas poblaciones diferentes, los científicos pueden rastrear sus conexiones ancestrales.
En la mayor parte del genoma, estos pequeños cambios quedan ocultos por la reorganización genética que ocurre cada vez que el ADN de una madre y un padre se combinan para crear un hijo. Por fortuna, un par de regiones conserva las variaciones reveladoras. Una de ellas, llamada ADN mitocondrial (ADNmt), se transmite íntegra de la madre al hijo. De manera similar, la mayoría de los cromosomas Y, que determinan el sexo masculino, viajan intactos de padre a hijo.
Las mutaciones acumuladas en el ADNmt y en los cromosomas Y (en los hombres) constituyen tan sólo dos filamentos en el enorme tapiz de personas que han contribuido a formar un genoma individual. Sin embargo, al comparar el ADNmt los cromosomas Y en gente de poblaciones diferentes, los genetistas pueden formarse una idea general de dónde y cuándo se separaron estos grupos en las grandes migraciones del planeta.
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A MEDIADOS DE LOS AÑOS 80, el finado Allan Willson y sus colegas de la Universidad de California, en Berkeley, utilizaron ADNmt para ubicar el hogar ancestral de la humanidad. Compararon el ADNmt de mujeres de todo el mundo y encontraron que aquellas de ascendencia africana mostraban el doble de diversidad que sus congéneres. Puesto que, al parecer, las mutaciones reveladorasocurren a un ritmo estable, los humanos actuales (Homo sapiens) deben haber vivido en África el doble de tiempo de lo que han habitado en cualquier otro lugar. Hoy día, los científicos calculan que todos los humanos estamos emparentados con una mujer en particular, quien vivió hace unos 150 mil años en África, una “Eva mitocondrial”. No era la única mujer viva en aquel entonces, pero si los genetistas están en lo correcto, toda la humanidad está ligada a esta Eva mediante una cadena matrilineal continua.
A la Eva mitocondrial pronto se le unió un “Adán cromosoma Y”, de manera análoga, nuestro padre, también de África. Los estudios cada vez más precisos sobre el ADN han confirmado este capítulo inicial de nuestra historia una y otra vez: todas las personas de la Tierra en sus variadas formas y colores tienen una filiación ancestral con los cazadores-recolectores africanos.
Es probable que los científicos hayan encontrado rastros de estos fundadores: los marcadores de ADN ancestrales se presentan con mayor frecuencia entre los cazadores san (bosquimanos) del sur de África y los pigmeos de Biaka, asentados en el centro del continente, así como en algunas tribus del este de África.
Es prácticamente un hecho que hace quizá unos 50 mil o 70 mil años una pequeña oleada de personas procedentes de África llegó a las costas del oeste de Asia. Todos los no africanos comparten los marcadores que portaban estos primeros emigrantes.
Algunos arqueólogos opinan que los emigrantes que partieron de África marcaron una revolución en la conducta, la cual incluía la fabricación de herramientas más complejas, la creación de redes sociales más amplias y las primeras muestras de arte. Quizá algún tipo de mutación neurológica condujo al desarrollo del lenguaje hablado, convirtiendo a nuestros ancestros en individuos completamente evolucionados, lo que encaminó a un pequeño grupo en la ruta para colonizar el mundo. Sin embargo, otros científicos han encontrado herramientas finamente trabajadas y otros rastros de conducta moderna diseminados en África mucho más antiguos que estos primeros pasos fuera del continente.
Cualesquiera que fueran los utensilios y habilidades cognitivas que los emigrantes hayan cargado consigo, había dos posibles caminos que llevaban a Asia. Uno conducía al valle del Nilo, a través de la península del Sinaí, y al norte hacia el Levante; pero también había otra ruta más atractiva: hace 70 mil años, la Tierra ingresaba en el último periodo glaciar y los niveles del mar descendían mientras las aguas quedaban atrapadas en los glaciares. En su parte más estrecha, la desembocadura del mar Rojo entre el Cuerno de África y Arabia pudo haber tenido sólo unos cuantos kilómetros de ancho. Los humanos modernos pudieron haberlo cruzado utilizando embarcaciones primitivas.
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LA EVIDENCIA GENÉTICA sugiere que, una vez en Asia, la población se dividió. Un grupo se estableció temporalmente en Oriente Medio, en tanto que el otro siguió la costa que rodea la península Arábiga, hasta India y más allá.
Al transcurrir los milenios, se sumaron al trayecto unos cuantos pasos al año y algunos viajes en bote. Los nómadas llegaron al sureste de Australia hace unos 45 mil años, según indican los restos de un hombre hallados en un sitio denominado lago Mungo. Las capas de tierra bajo la tumba y los objetos enterrados en ellas podrían tener hasta 50 mil años de antigüedad, la evidencia más remota de humanos actuales lejos de África.
Aunque no se ha encontrado vestigio alguno de estas personas en los 13 mil kilómetros que hay entre África y Australia, los rastros genéticos perduran. Algunas etnias de las islas Andaman cercanas a Myanmar, así como de Malasia y de Papúa Nueva Guinea, y casi todos los aborígenes de Australia, son portadores de las señales de un linaje mitocondrial antiguo.
La gente del resto de Asia y Europa comparte linajes de ADNmt y cromosomas Y diferentes pero igualmente antiguos, que los convierten en descendientes de la otra rama del éxodo africano, la que se asentó. Al principio, el terreno accidentado y el clima del periodo glaciar obstaculizaron su avance. Además, Europa era una fortaleza para los hombres de Neandertal, descendientes de una migración anterior de humanos premodernos procedentes de África.
Finalmente, quizá hace unos 40 mil años, los humanos actuales avanzaron hacia el territorio de los hombres de Neandertal. Las capas superpuestas de objetos de los primeros humanos modernos y de los neandertales en una cueva de Francia sugieren que las dos especies de humanos pudieron haberse conocido. Aún es un misterio la forma en que estos dos grupos interactuaron. ¿Pelearon, socializaron o se excluyeron mutuamente al percibirse como seres extraños?
Todo lo que sabemos es que, conforme los humanos actuales y sus herramientas más complejas se dispersaron por Europa, los alguna vez ubicuos neandertales quedaron replegados en pequeños habitáculos que con el tiempo desaparecieron por completo. Según la evidencia actual, los dos grupos rara vez se mezclaron.
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Los estudios del ADN han confirmado quetodos los humanos, en nuestras variadasformas y colores, tenemos una filiacióncon los cazadores-recolectores africanosque vivieron hace unos 150 mil años.
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AL MISMO TIEMPO QUE LOS HUMANOS ACTUALES avanzaban hacia Europa, algunos miembros de aquel grupo que se había detenido en Oriente Medio se dispersaron hacia el este, rumbo al centro de Asia. Siguiendo las manadas de animales y bordeando las cadenas montañosas y los desiertos, llegaron al sur de Siberia hace casi 40 mil años. Conforme las poblaciones se separaban y se aislaban, sus linajes genéticos también se dividían en varias ramas, pero el aislamiento nunca fue del todo completo.
El poblamiento de América es uno de los capítulos más recientes, así como de los más polémicos de la historia de la humanidad. Al parecer, el tema atrae teorías fantásticas, por ejemplo, que los nativos americanos son los descendientes de antiguos israelitas o de la civilización perdida de la Atlántida.
De hecho, la mayoría de los científicos concuerda en que los nativos americanos actuales descienden de los antiguos asiáticos que cruzaron desde Liberia hacia Alaska durante el último período glaciar, cuando el bajo nivel del mar pudo haber dejado al descubierto un puente de tierra entre los continentes. Sin embargo, existe un gran debate acerca de cuándo llegaron a América y desde qué parte de Asia.
Durante décadas se pensó que los primeros americanos llegaron hace 13 mil años, cuando el periodo glaciar terminó y abrió un camino a través del hielo que cubría a Canadá. No obstante, algunos arqueólogos aseguraban tener evidencias de una llegada anterior, basados en el descubrimiento de dos sitios arqueológicos: Meadowcroft Shelter, en Pensilvania, que ahora se cree data de hace 16 mil años, y Monte Verde, en el sur de Chile, con más de 14 mil años de antigüedad.
El ADN de los indígenas americanos puede ayudar a resolver algunas de las controversias. La mayoría de ellos porta marcadores genéticos que los vinculan claramente con Asia. Los mismos marcadores se agrupan en personas que hoy día habitan en la región de Altay, en el sur de Liberia, lo que sugiere que ese fue el punto de partida de un viaje a través del puente de tierra. Hasta ahora, la evidencia genética no muestra si el norte y el sur de América fueron poblados en una sola migración o en dos o tres oleadas distintas, y tan sólo sugiere una escala aproximada de fechas que fluctúan entre 20 mil y 15 mil años atrás.
Incluso la más cercana de estas fechas es anterior a la apertura de una ruta terrestre a través del hielo en Canadá. ¿Cómo llegaron entonces los primeros americanos? Probablemente viajaron siguiendo la costa; quizá unos cientos pasaron de una extensión de tierra a otra que les ofreciera sustento, entre un océano glacial y una imponente muralla de hielo. “Tal vez la forma más fácil de entrar fue una ruta costera, pero aun así, debió de haber sido un viaje muy difícil”, sugiere Wells.
Más allá de los glaciares, había inmensas manadas de bisontes, mamuts y otros animales en un continente ajeno a predadores inteligentes. Desplazados por el crecimiento de la población o atraídos por la caza de animales, los humanos se dispersaron hasta la punta de América del Sur en tan sólo mil años.
Los genes de los indígenas americanos actuales ayudan a revivir la saga de sus ancestros. Sin embargo, una gran parte de la historia sólo puede ser imaginada, explica Jody Hey, genetista poblacional de la Universidad Rutgers.
Al poblar América, los humanos actuales habían conquistado la mayor parte del planeta. Cuando los exploradores europeos se hicieron a la mar hace 700 años, las tierras que “descubrieron” ya estaban llenas de gente. Los encuentros fueron a menudo cautelosos o violentos, pero eran, genéticamente hablando, reuniones de una familia muy unida.
Quizá la historia más maravillosa que oculten nuestros genes sea que, cuando el intrincado nudo de nuestra diversidad genética global se desenrede, nos conducirá de regreso a un ayer reciente, juntos en África.
LA HISTORIA DE UN CROMOSOMA
Las mutaciones genéticas pueden rastrear nuestro pasado। La primera mutación conocida que salió de África es la M168, y surgió hace 50 mil años. El cromosoma Y de un indígena americano (gráfica) con varias mutaciones, incluida la M168, demuestra su ascendencia africana.