Ligar es un arte que involucra los cinco sentidos y que va más allá de agradar a la vista. Las últimas investigaciones han constatado que el tono de voz estimula el deseo sexual, como también hacen determinadas fragancias, concretamente la de la tarta de calabaza y lavanda en el caso los hombres, y la de los polvos de talco, en el de las mujeres.
En este sentido, la influencia de los olores en el cortejo humano era de sobra conocida, pero se creía vinculada a la evaluación emocional del cerebro. Un nuevo estudio ha demostrado que un olor placentero modifica directamente la forma en que percibimos los rasgos faciales de otra persona, haciéndola más atractiva a nuestros ojos.
Los productos perfumados se llevan empleando durante siglos para mejorar la apariencia personal y, en vista de los resultados de este trabajo, lo consiguen de forma literal. La investigación, publicada en la revista PLoS ONE, pone de manifiesto el potencial del aroma a la hora de alterar la percepción de la belleza facial. En el experimento, se pidió a 18 participantes adultos, dos tercios de los cuales eran mujeres, que evaluaran el atractivo y la edad de ocho rostros femeninos a través de la visualización de fotografías. De forma simultánea, los investigadores liberaron aceite de pescado y aceite de rosas, y comprobaron que la agradabilidad del olor influyó directamente en la calificación del atractivo de los rostros, no así en la estimación de la edad.
Según los autores, el hallazgo demuestra que la gratificación olfativa y visual se integran en una misma evaluación emocional, lo que apunta a que el procesamiento neuronal de ambas se produce en la misma región cerebral.