martes, 17 de junio de 2008 08:20
La mayoría de las personas está de acuerdo con que las emociones pueden ser causadas por un evento específico y que la persona que las experimenta es consciente de la causa. Pero una investigación reciente sugiere que las emociones también pueden ser evocadas y manipuladas de manera inconsciente.
La psicóloga Kirsten Ruys y su colega Diederik Stapel del Instituto para la Investigación de las Conductas Económicas en la Universidad de Tillburg, en Los Países Bajos, han revelado la primera evidencia empírica que sugiere que los humanos no necesitamos ser conscientes del evento que causó nuestro estado de ánimo o emociones, para ser afectados por él. Los científicos elaboraron la hipótesis de que, debido a que los humanos hemos evolucionado para responder rápida e inconscientemente a los estímulos, debemos ser capaces de reaccionar ante un evento emocional sin tener plena conciencia de ello.
Los investigadores midieron los pensamientos, sentimientos y comportamiento de los sujetos de estudio para determinar si emociones específicas eran inducidas en ellos sin que fuesen conscientes de su causa. En el estudio se puso a prueba la teoría de que, debido a la selección natural, los humanos deberíamos ser capaces de detectar automáticamente informaciones específicas que evocan emociones.
Los participantes fueron separados en tres grupos y se les dijo que en el monitor de un ordenador podían aparecer destellos muy cortos. Entonces se les indicó que presionaran la tecla "R" si el destello aparecía en la parte derecha de la pantalla, o la tecla "L" si aparecía en la izquierda.
En realidad, los "destellos" eran imágenes subliminales seleccionadas para provocar miedo, asco o ninguna emoción. Las imágenes aparecían a velocidades variables, pero lo bastante altas como para que a los participantes les resultase imposible ser del todo conscientes de su presencia. En otras palabras, los participantes no se percataban de que estaban mirando imágenes de perros gruñendo amenazantemente, o inodoros sucios, o imágenes neutrales tales como caballos o sillas.
Entonces, se realizaron pruebas a los participantes para medir los efectos de las imágenes en su cognición, sentimientos y comportamiento.
Los llamativos resultados respaldan fuertemente la validez de la teoría puesta a prueba por los psicólogos. Aquellos participantes que miraron sólo las imágenes subliminales desagradables fueron más propensos a utilizar palabras desagradables en un ejercicio que consistía en completar textos con palabras, y a describir sus sentimientos con palabras similares. El resultado equivalente se constató con la reacción de quienes vieron sólo las imágenes que inducían miedo.
Los psicólogos comprobaron también que después de exposiciones rápidas (120 milisegundos) a estímulos emocionales, se desarrolló un estado de ánimo negativo general acompañado por emociones específicas, tales como miedo, después de ver imágenes atemorizantes. Después de las exposiciones ultraveloces (40 milisegundos), sólo se indujo un estado de ánimo negativo general sin una emoción específica involucrada.
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