Si la música rock le hace vibrar y al oir el tac-pum tac-pum-pum de una batería no puede evitar mover los pies acompasadamente, sepa que no es el único. Los recién nacidos llegan al mundo con una capacidad innata para detectar el ritmo regular, según revela un estudio publicado hoy en la revista PNAS.
La música, concluyen los autores, es apreciada desde el útero materno, y una vez que nacemos podemos sentir el ritmo incluso mientras dormimos. Para probarlo, el húngaro Istvan Winkler trabajó con 14 niños sanos de 37 a 40 semanas de edad, a quienes les hizo escuchar algunas canciones Rhythm & Blues mientras medía la actividad de su cerebro con electrodos no invasivos. Cuando probó a eliminar algún golpe del ritmo, el investigador y su equipo comprobaron que los pequeños reaccionaban negativamente, detectando una violación de sus expectativas sensoriales. "El sistema auditorio de un bebé funciona del mismo modo que el adulto, haciendo continuamente predicciones”, explica Winkler.
Los resultados indican que la percepción de un sonido rítmico, y posiblemente otros aspectos de la apreciación musical, nos acompañan desde que nacemos, lo que implica que la música podría tener ventajas evolutivas para los seres humanos. Además, si bien el desarrollo del lenguaje tarda mucho, el nuevo estudio confirma que la música es el primer lenguaje que los padres deberían usar para comunicarse con sus hijos.
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