jueves, 21 de enero de 2010

Nuestra habilidad de caminar y crear utensilios surgió a la vez



Reporte de la Universidad de Calgary, en Canadá, y Universidad de Harvard, en EE. UU.




Hasta ahora se creía que los pies y las manos de los seres humanos habían evolucionado hasta su forma actual en épocas independientes y respondiendo a necesidades distintas como caminar o comer.
Sin embargo, un nuevo estudio hecho con 202 personas y 89 chimpacés africanos parece demostrar precisamente lo contrario.
La investigación sugiere que, gracias a uno o varios genes vinculados al desarrollo de las extremidades, las manos y los pies tuvieron una trayectoria evolutiva común.
Según los expertos, los cambios o presiones ambientales que obligaron a los homínidos a adaptarse para caminar afectaron también a las extremidades superiores y todo a la misma vez, reveló la revista Evolution.
Los científicos basan su hipótesis en que hoy existe una sorprendente proporcionalidad entre el largo de los dedos de las manos de los seres humanos y el largo de los dedos de sus pies.
Diferencia. Hasta ahora, la teoría más difundida de la evolución humana sugería que las adaptaciones de las manos de los homínidos surgieron tiempo después de que nuestros ancestros fueron capaces de desplazarse sobre sus extremidades inferiores o pies.
Se creía que, luego de que ellos pudieron caminar, las manos dejaron de ser indispensables para garantizar la movilidad del resto del cuerpo y, entonces, evolucionaron hasta lo que son hoy.
No obstante, según la nueva investigación, manos y pies evolucionaron paralelamente: mientras la especie hacía grandes esfuerzos para adaptarse genéticamente y lograr desplazarse solo con sus pies, también se producía una adaptación física y proporcional de las manos, que se entrenaban para manipular las cosas y alimentos.
El estudio también sugiere que, durante este proceso evolutivo, los homínidos desarrollaron la habilidad para construir utensilios de piedra.
El estudio. Para llegar a estas conclusiones, los expertos compararon los dedos de manos y pies de 202 seres humanos y también de 89 monos y chimpancés africanos.
Se seleccionaron muestras de ambos grupos para determinar similitudes y diferencias físicas entre ellas en distintos momentos de la historia.
Los monos y los seres humanos son primates y, en consecuencia, comparten un origen evolutivo. Sin embargo, fue hasta hace entre cinco y ocho millones de años cuando ambas ramas se separaron y diferenciaron. Mientras los chimpancés siguen utilizando manos y pies para desplazarse, los seres humanos ahora son bípedos. De ahí, la importancia de estudiar a ambos.
Para entender cuándo o por qué se diferenciaron, se empleó un modelo matemático. Así, mediante diversas ecuaciones, se simularon diferentes momentos de la historia compartida y, en cada caso, se midieron los cambios en la longitud de los dedos de pies y manos de cada uno.
Fue así como se confirmó la evidencia de que las extremidades superiores e inferiores de los homínidos coevolucionaron.

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