lunes, 31 de enero de 2011

Los bebés saben quien manda.

Psicólogos de la Universidad de Harvard, la Universidad de California y la Universidad de Copenhague han descubierto que los niños menores de un año tienen noción de la jerarquía social y consideran que el más fuerte y más grande es quien manda, de acuerdo con un artículo publicado hoy en la revista Science.

Para llegar a esta conclusión, la psicóloga Lotte Thomsen y sus colegas  han analizado cómo los niños relacionan el tamaño con el poder, una correlación omnipresente en todas las culturas humanas y también en el reino animal. "Los reyes y jefes se sientan tradicionalmente en tronos grandes, elevados, llevan coronas elaboradas o ropas que les hacen parecer más grandes de lo que realmente son, y sus subordinados se arrodillan para mostrar respeto ante estos seres humanos superiores", señaló Thomsen. Además, muchos animales, como pájaros y gatos, se "hinchan" para parecer físicamente mayores ante un adversario y se postran para demostrar sumisión. "Nuestro trabajo sugiere que incluso con la socialización limitada pre-verbal de los bebés humanos, pueden comprender tales exhibiciones", indicó.

En sus experimentos, los investigadores estudiaron las reacciones de los niños de entre 8 y 16 meses al ver cómo interactuaban los personajes de dibujos animados de diferentes tamaños. Los investigadores mostraron vídeos a los bebés en el que aparecían dos bloques de diferente tamaño, con ojos y boca, que avanzan en diferentes direcciones. A continuación, los bloques se encontraban en el centro de la pantalla, y en un caso el grande impedía el paso al pequeño y éste tenía que ceder y dar un rodeo para pasar, mientras que en otro sucedía a la inversa.

Dado que los niños tan pequeños tienden a prestar más atención cuando las situaciones les sorprenden, los psicólogos decidieron analizar su reacción midiendo el tiempo que prestaron atención a la pantalla. Y observaron que los niños prestaron más atención cuando el bloque grande cedió ante el pequeño, la media fue de 20 segundos, frente a los 12 segundos en el caso en el que el grande impedía el paso al pequeño. En otras palabras, incluso los bebés entienden que ser grande y musculoso es muy útil durante un conflicto y se sorprenden cuando no ocurre así.

"Los estudios que presentamos son los primeros en mostrar que los niños pequeños pueden entender los eventos donde los agentes tienen objetivos en conflicto y tienen maneras de predecir cuál de los dos prevalecerá", explica Susan Carey, coautora y profesora de psicología en Harvard.

Elena Sanz
28/01/2011

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