Neurología | |
Ciertos cambios en la dieta parecen estar asociados a la reducción de comportamientos anormales en personas o animales con determinadas enfermedades mentales. Un nuevo estudio muestra ahora que una dieta inadecuada puede desencadenar la aparición de algunas enfermedades mentales. Joseph Garner, profesor de ciencias animales en la Universidad Purdue, alimentó ratones con una dieta alta en azúcar y triptófano. Los ratones que ya estaban enfermos empeoraron su conducta anómala, caracterizada por su obsesión en arrancarse pelos, o comenzaron a mostrar un nuevo comportamiento anómalo, consistente en rascarse de manera obsesiva, autoprovocándose heridas. En los ratones que anteriormente gozaban de buena salud mental, pasar a la nueva dieta acarreó que desarrollasen las mismas conductas anormales. Esta cepa de ratones tiene una predisposición genética a caer en alguna de esas dos conductas anómalas, la de rascarse hasta herirse, y la de arrancarse pelos. La dieta descrita fue el detonante que hizo surgir las conductas anómalas. Esos ratones son comparables a las personas que tienen el riesgo genético de desarrollar ciertos trastornos mentales. Garner investiga la tricotilomanía, un trastorno en el control de los impulsos en el que la gente se tira de su cabello. Se cree que este trastorno, que se presenta bastante más a menudo en mujeres que en hombres, afecta a un porcentaje de la población de entre un 2 y un 4 por ciento. En un segundo experimento, se dividió a los ratones en tres grupos: los que eran aparentemente normales, otros que habían perdido algunos pelos debido a la manía de los tirones, y un grupo con pérdida severa del pelo por la misma obsesión. Todos los ratones empeoraron pronto, y los trastornos aumentaron de magnitud con el paso del tiempo. Las tres cuartas partes de los ratones que al principio del experimento eran ostensiblemente sanos desarrollaron alguno de los comportamientos anormales después de 12 semanas con la nueva dieta. Cuando se les retiró la nueva dieta, el comportamiento negativo dejó de desarrollarse en ellos. Cuando los ratones del grupo de control cambiaron a la nueva dieta, comenzaron a rascarse y a tirarse de sus pelos. El estudio de Garner plantea cuestiones muy importantes sobre la relación entre dieta y enfermedad mental. Por ejemplo: ¿Hasta qué punto la dieta podría influir sobre otros trastornos mentales o conductuales, como el autismo o el síndrome de Tourette? ¿Y si el aumento de los azúcares simples en la dieta típica de bastantes naciones industrializadas no sólo está fomentando la obesidad sino que también contribuye al aumento de enfermedades mentales? Las preguntas son sin duda explosivas, por las repercusiones que algunas de sus posibles respuestas podrían tener. Por tal razón, Garner quiere perfeccionar los experimentos para así poder imitar mejor los hábitos alimentarios humanos, incluyendo las cantidades de triptófano que consumen ciertas clases de personas. Scitech News |
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miércoles, 19 de enero de 2011
RELACION ENTRE DIETA Y TRASTORNOS MENTALES
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