jueves, 24 de enero de 2013

Los vinculos sociales y los mamíferos


 Autor: Pablo Herreros 29 November 2012

 Los mamíferos somos una clase de vertebrados muy especiales en lo que se refiere a la vida social. Desde que nacemos, necesitamos vincularnos los unos con los otros. Esta es una tendencia tan poderosa, que el científico Harry Harlow demostró con macacos, que estos preferían a una madre de trapo con la que apegarse, que a una de metal que proporcionaba leche

 
Sin duda, se trata de un mecanismo muy adaptativo, ya que nuestra supervivencia, en la mayoría de las ocasiones, depende de la capacidad de asociarnos con otros miembros, con los que cooperar, afrontar diversos peligros juntos, cuidar de nosotros en momentos difíciles o acompañar a los pequeños en sus primeros años. Esta fuerza que nos conduce a la conexión con otros es tan intensa que puede llegar saltar la barrera entre las especies y aparecer en cualquier contexto social, uniendo a organismos de diferente tipo.
En las últimas semanas, han saltado a la actualidad dos casos que ponen de manifiesto esta fuerte tendencia que salta la barrera de las especies y el uso de la imitación como estrategia para conectarse.
Sam Ridgway, de la Fundación Nacional de Mamíferos Marinos, en Estados Unidos, ha registrado los intentos de una beluga (un cetáceo) de comunicarse con humanos por primera vez en la historia. Los datos han sido publicados en la revista Current Biology del pasado mes de octubre. Se cree que estas acciones son un intento de conexión por parte de la ballena con sus cuidadores, ya que se requiere de una gran motivación y esfuerzo para producirlos.
La historia comenzó en los años 80, cuando los trabajadores de un Acuario de Vancouver comenzaron a escuchar unos raros sonidos que provenían de una de las piscinas. Según estos, los sonidos recordaban a una multitud de niños chillando. En una ocasión, uno de los trabajadores que buceaba salió repentinamente, pensando que le llamaban los compañeros, a lo que respondieron extrañados ya que no habían sido ellos.
Pronto se percataron de que se trataba de una hembra de ballena blanca de quince meses de edad llamada Lagosi. Estos sonidos, están muy alejados de los propios de su especie, que se encuentran varias octavas por encima de los que realizamos los humanos. El equipo de Ridgway cree que los sonidos tan parecidos a los nuestros son posibles gracias a que la ballena aumenta la presión del aire que pasa a través e sus cavidades nasales y modifica la posición de sus músculos en sus labios fónicos, una estructura que se encuentra encima de dichas cavidades.
En los orígenes, todas estas capacidades surgieron para interaccionar con miembros de nuestra misma especie, pero la recompensa para quienes la realizan ha debido de ser tan grande, que puede independizarse de su función original, permitiéndonos desarrollar apegos con otros animales muy alejados evolutivamente de nosotros. La imitación, es uno de las maneras en las que los mamíferos realizamos esta función.



En otro estudio de la revista Current Biology del mes de noviembre, se describe el caso de un elefante asiático de 22 años llamado Koshik. Este elefante que vive en un zoo de Corea del Sur también posee un talento excepcional, relacionado directamente con la necesidad de conectar con otros, ya que es capaz de imitar varias palabras en coreano. Koshik puede pronunciar las palabras «annyeong» (hola), «anja» (siéntate), «aniya» (no), «nuwo» (échate) y «joa» (bien).

trompa
 En los estudios realizados por Angela Stoeger, de la Universidad de Viena, y colaboradores, han podido comprobar que Koshik es especialmente bueno con las vocales, llegando a una similitud del 67% con las que emitimos los humanos. En las consonantes, el porcentaje se reduce al 21%.
Para poner a prueba la eficacia real de los sonidos producidos por Khosik, los investigadores fueron a la calle y los reprodujeron para coreanos anónimos. El resultado fue que todos entendieron al elefante.
La evidencia de que intenta imitar a los humanos, es que la frecuencia en la que emite estos sonidos, es igual a la nuestra. Para ello, Koshik introduce su trompa en la boca, aumentando así la presión del aire, lo que le permite cambiar de registro. Los científicos creen que debido al aislamiento al que ha estado sometido, su motivación para intentar conectar con otros animales es mayor, ya que desde los cinco años de edad, no ha tenido a más compañeros que a sus cuidadores.



Aunque hasta ahora no se había podido comprobar científicamente la existencia de imitación vocal en ballenas y elefantes, lo cierto es que ya se habían descrito previamente en varias aves, como por ejemplo los loros.
En una investigación con grupos de primates no humanos, aquellos que eran imitados, posteriormente se mostraban más cooperativos y más tolerantes a la proximidad de los humanos. En estudios realizados con nuestra especie, los resultados han sido similares. Por ejemplo, si un camarero imita algunas características de sus comensales, la probabilidad de que estos dejen más propina es mayor.
Desde que nacemos, la imitación es una método muy poderoso para crear lazos con otros seres vivos. Esta capacidad nos permite establecer vínculos sociales con las personas que nos rodean y transmitir nuestro deseo de conexión; aspectos todos ellos que influyen en nuestra supervivencia de manera directa.




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