viernes, 12 de julio de 2013

El nacimiento humano y la evolución

El primer viaje de nuestra vida
Juan Luis Arsuaga
Editorial Temas de Hoy. Madrid, 2012
430 págs. 19,90 €
 
Todos hemos nacido. Es nuestro primer y quizá más trascendental viaje. Juan Luis Arsuaga afirma que en la evolución humana todo gira en torno al parto. Puede que haya cierta exageración en estas palabras aunque, evidentemente, encierran una gran verdad. No olvidemos que es norma en todo lo vivo la preeminencia de las funciones reproductoras sobre las demás y el ser humano no escapa a ese condicionante.
 
Nuestro nacimiento es uno de los más laboriosos que se dan en la naturaleza. En ello tiene mucho que ver la forma de nuestra pelvis, cuya evolución se dio principalmente en animales que caminaban a cuatro patas. Sólo en los últimos tiempos, unos pocos millones de años, se ha debido adaptar al extraño caminar sobre dos piernas propio de nuestra especie.
 
A poco que lo pensemos, nos daremos cuenta que somos cabezones, en el sentido literal del término, producto del desmesurado crecimiento de nuestro cerebro del que, por otra parte, nos sentimos tan orgullosos. Lo malo es que esa gran cabeza debe pasar a través de la pelvis, lo que complica mucho el parto. Algunas artimañas han permitido subsanar en parte este problema. Por ejemplo, nacemos muy inmaduros, lo que nos obliga a permanecer durante mucho tiempo desvalidos y absolutamente dependientes de nuestra madre. Dicho de otra manera: las limitaciones del parto no se acaban con él, sino que perduran durante los primeros años de nuestra vida.
 
Desde luego, nacer es un viaje. Pero, aunque las modernas tecnologías lo hayan suavizado, al menos en el mundo más avanzado, no es una excursión programada, de agencia, con confortables cruceros y autobuses, o rápidos aviones. Se trata más bien de una travesía épica, una expedición peligrosa como la de aquellos aventureros del siglo XVIII y XIX que se adentraban en mundos desconocidos, selvas, hielos o montañas, y muchas veces no regresaban.
 
¿Exageramos? Hace un siglo, en España, que tampoco era el peor de los mundos posibles, casi la cuarta parte de los niños morían antes de cumplir un año y casi la mitad antes de los cinco. No se trata sólo del laborioso tránsito a través del canal del parto, sino que, además, el recién nacido se enfrenta a un mundo hostil cuya primera línea de combate puede ser las temibles infecciones puerperales que tradicionalmente se han llevado por delante la vida de niños y sus madres. De todo esto también trata el libro.
 
¿Cómo hemos llegado a ello? ¿De qué manera nos hemos transformado en lo que somos? Arsuaga nos lo cuenta y lo hace de forma amena pero no exenta de rigor. Toma como marco y excusa una exposición imaginaria cuyo tema sería la historia natural del parto y adentra al visitante en las salas en las que se explican los distintos aspectos relacionados con ella.
 
Como seguramente conocerá el lector español, el autor es uno de los codirectores del importante yacimiento de Atapuerca en donde se han encontrado numerosos fósiles humanos y cuyos hallazgos se asoman a veces al texto. La antropología, por tanto, ocupa aquí un papel muy importante, pero que no apabulla, lo cual es de agradecer si tenemos en cuenta lo complejo del tema. ¿Qué diferencia hay entre el parto de un chimpancé y el del humano moderno? ¿Qué sabemos de la reproducción de nuestros parientes extintos? ¿Qué podemos decir del nacimiento de un australopiteco o de un neandertal?
 
El tema es tan amplio y con tantas facetas que preferimos invitar al lector a que las repase en este libro entretenido, casi absorbente en algunas de sus secciones. No obstante, permítasenos anotar algo negativo, según nuestra opinión. Dentro de un contenido con un eminente y muy logrado carácter divulgativo, consideramos absolutamente excesivas algunas descripciones anatómicas, más propias de cursos universitarios destinados a futuros médicos. Reconocemos la importancia de, por ejemplo, la morfología pélvica en el parto, pero creemos que sobra su descripción prolija en el texto principal de una obra como ésta. Dado que se encuentra en las primeras páginas del libro, puede llevar al lector a pensar que el resto será igual (afortunadamente no es así) y propiciar su abandono.
 
Hecha esta salvedad, resaltamos nuestra valoración muy positiva de “El primer viaje de nuestra vida”, un trabajo interesante, ameno y muy apropiado para estudiantes de Medicina o Biología.
 
Además, cualquiera que, teniendo una formación científica básica, desee informarse del nacimiento humano encontrará en estas páginas datos curiosos y apasionantes de cómo nuestro nacimiento ha influido en lo que somos y cómo lo que somos ha influido en nuestro nacimiento.

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