La crítica de los mitos de la ciencia y la tecnología en la obra de Gary Larson 4
El mito: La única motivación de la ciencia es el avance del conocimiento. Solo olvidando a la sociedad, para centrarse exclusivamente en la búsqueda de la verdad, están eventualmente los científicos en condiciones de beneficiar a la sociedad.
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… Sin embargo los científicos son personas que comparten los mismos motivos y determinantes de otros seres humanos en otras áreas de actividad, incluidos los más mundanos. La organización de la producción de conocimiento en ciencia tiene la función de minimizar la influencia de esos condicionantes externos de carácter no epistémico. 
Como ha mostrado el análisis naturalista de la ciencia, el buen funcionamiento del sistema no necesita presuponer la perfecta racionalidad y filantropía de sus agentes. Es precisamente lo que argumenta David Hull haciendo uso del argumento económico de la mano invisible, al explicar la excelencia epistémica de la ciencia, no en términos del seguimiento individual de reglas, sino en términos de sus características organizativas.
De acuerdo con dicho argumento, la institución científica está organizada de modo tal que una mano invisible transforma el “egoísmo individual” del físico o el biólogo en el “bienestar epistémico” de la comunidad de físicos o de biólogos. El sistema de recompensas y distribución de prestigio y recursos, a través de mecanismos como la revisión por pares, promueve la competitividad y el rigor, dando lugar a que el comportamiento de los científicos individuales, motivados por la legítima búsqueda de esos recursos curriculares o materiales, se ajuste a pautas de excelencia que, globalmente, favorecen la corrección de errores y la conducta racional. Se trata de mecanismos que tienen el efecto global de promover la evitación del fraude, estimular la cuidadosa replicación de resultados, alentar la distribución del esfuerzo de investigación e incentivar la exploración de nuevos ámbitos de desarrollo disciplinar.