lunes, 9 de marzo de 2009

Presenciar una injusticia produce asco y mal de boca

Cuando se observa algo que nos parece inmoral, uno arruga la cara, dicen expertos
Reacción puede ser ‘herencia’ de instintos primitivos ante alimentos tóxicos

Que una injusticia le produzca a una persona asco y hasta mal sabor de boca no es una metáfora, sino una reacción real y normal.

Un estudio publicado por científicos de la Universidad de Toronto, Canadá, demostró que el sentimiento de asco experimentado tras el trato injusto no es tan distinto del que se produce en el cuerpo humano luego de ingerir un alimento con un sabor muy desagradable.

De hecho, los científicos lograron detectar que las personas arrugamos la cara incluso de la misma manera ante algo que nos parece inmoral y algo que nos sabe desagradable.

Ese hallazgo se confirmó mediante el uso de electrodos colocados en la cabeza, específicamente en el músculo que eleva el labio superior de la boca y arruga la nariz (la típica reacción de asco).

Aquella repugnancia a la injusticia podría ser el resultado de instintos primitivos o un proceso evolutivo, explicó el especialista Hannah Chapman en un artículo publi-cado en la revista Science .

Según él, las formas más sencillas de asco surgieron como una emoción que probablemente resultó de gran relevancia para la supervivencia humana.

“Recordemos que las cosas físicas por las que sentimos repugnancia son venenos o cosas que pueden causar enfermedad, como heces, heridas sangrantes y algunos insectos, como cucarachas y gusanos” , enfatizó Chapman.

Agregó: “Cuando sentimos repugnancia queremos evitar esa clase de cosas, lo que nos da una ventaja para alejarnos de ellas y seguir con vida”.

La pregunta que le surge ahora a los investigadores es cómo adquirimos los humanos la capacidad de sentir asco hacia las transgresiones morales.

“Sorprendentemente, nuestro sentido de la moral, de lo que está bien y lo que está mal, puede haberse desarrollado más bien a partir de una preferencia innata de lo que sabe bien y mal, de lo que es potencialmente nutritivo frente a lo venenoso”, manifestó el otro investigador, Adam Anderson.

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