lunes, 14 de junio de 2010

LA CONFIANZA SUBCONSCIENTE QUE INSPIRAN LAS MUJERES


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Viernes, 11 de Junio de 2010 08:06
Un breve y leve contacto físico ejercido por una mujer puede hacer bajar la guardia. Esa es la conclusión de un nuevo estudio.
En el mismo, se comprobó que si un experimentador de sexo femenino posaba su mano cariñosamente sobre el hombro de la persona, de manera leve y suave, los sujetos así tratados decidían luego arriesgar más dinero que si simplemente les hablaba, o si era un hombre quien ejercía el contacto físico.

Los investigadores piensan que esto es una consecuencia derivada del modo en que las madres usan el contacto físico para hacer que sus bebés se sientan seguros.

Cuando somos niños, recibimos mucho contacto físico de nuestras madres. Esto crea una sensación de apego y unión que hace que un bebé se sienta seguro. Y a su vez, esto contribuye a reforzar el sentido de aventura del niño: Está más dispuesto a correr los riesgos de explorar contextos no familiares y situaciones extrañas, porque sabe que su madre le protegerá. Jonathan Levav, de la Universidad de Columbia, y Jennifer J. Argo, de la Universidad de Alberta, querían conocer qué ocurre cuando crecen esos bebés: ¿El contacto físico también afecta a cuán dispuestos están los adultos a correr riesgos?

En el estudio, se comprobó hasta qué punto los participantes estaban dispuestos a correr riesgos, como invertir dinero o apostarlo.

Cuando comenzaron el experimento, los participantes fueron saludados de maneras diferentes: por un experimentador de sexo femenino o de sexo masculino. Y con un suave y alentador toque en el hombro, o con un apretón de manos, o con ningún contacto físico.

Al final del experimento, los participantes respondieron a cuestionarios mediante los que evaluar cuán seguros se sentían.

Los investigadores encontraron que los participantes que fueron tocados se sentían más seguros, y además corrieron riesgos mayores, que quienes no lo fueron. Pero esto sólo se cumplía siempre y cuando hubieran sido tocados por una mujer. Si era un hombre quien les tocaba, ese efecto no se producía. Además, el efecto causado por las mujeres era más fuerte con un toque en la espalda que con un apretón de manos.

Los resultados sugieren que el contacto físico ejercido por una mujer surte efecto igualmente en adultos que en niños: les hace sentir más seguros y más dispuestos a correr riesgos.
Scitech News

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