Bulbos y Tubérculos en la Dieta de los Primeros Ancestros del Ser Humano
3 de Octubre de 2008.
El antropólogo Nathaniel J. Dominy, de la Universidad de California en Santa Cruz, ha logrado un avance importante en la investigación sobre cuál fue la dieta de los primeros ancestros del Ser Humano. Lo ha conseguido midiendo de manera minuciosa las propiedades mecánicas de las partes subterráneas de 98 especies vegetales en el África subsahariana.
A ese conjunto de características, podríamos denominarlo el "factor masticabilidad", ya que las propiedades mecánicas de un cuerpo definen si para un animal resulta viable o no comerlo crudo.
Determinar la dureza relativa de los rizomas, tubérculos, cormos y bulbos fue el paso siguiente en la exploración de Dominy para verificar la hipótesis de que nuestros más primitivos ancestros tuvieron una dieta rica en vegetales, consumiendo específicamente sus órganos subterráneos de almacenamiento de nutrientes, ricos en carbohidratos.
Los aplanados molares de los primeros humanos, con una gruesa capa de esmalte dental, han permitido a los científicos inferir que su dieta consistía principalmente de alimentos duros y quebradizos, con evidencias recientes que sugieren que los órganos vegetales de almacenamiento bajo tierra desempeñaron un papel fundamental como alimentos para casos de emergencia, es decir consumidos sólo en tiempos de escasez.
Ésta es la primera vez que alguien mide las propiedades de estos alimentos hipotéticos para ver si cubren los requisitos que se infieren del registro fósil.
Los nuevos datos han establecido que los rizomas son los más duros, seguidos por los tubérculos, los cormos y los bulbos. Los cormos y los bulbos aparecen como los alimentos más probables de los homínidos, porque sus cualidades físicas coinciden con las inferencias dietéticas basadas en la morfología dental y en los análisis químicos isotópicos modernos.
Los nuevos datos también permitieron a Dominy correlacionar las características de las plantas con la morfología dental de especies distintas de homínidos. Los dientes de los Australopithecus, por ejemplo, parecen bien dotados para procesar bulbos, mientras que los dientes de los Paranthropus parecen mejor adaptados para procesar cormos.
Finalmente, alentado por sus propias observaciones sobre los Hadza, cazadores-recolectores en el norte de Tanzania, Dominy también llevó a cabo un estudio piloto de campo sobre los efectos que el proceso de asado, en condiciones comparables a aquellas en las que se desenvolvieron nuestros antepasados, tiene sobre la dureza de cinco especies de tubérculos. El resultado de dicho estudio, que asar en tales condiciones los tubérculos reduce el trabajo de masticación y mejora la digestibilidad, hace que resulte más plausible la posibilidad de que nuestros ancestros incorporasen a su dieta tubérculos relativamente duros.
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